“Soy el rey supremo, el Sol, el que proyecta la luz sobre el país de Sumer y Akkad, el que se hace obedecer en las cuatro regiones del mundo”
( Código de Hammurabi. S. XVIII A. C.)

Manifiesto del Día Internacional del Teatro

27.03.03

El teatro es un arte político. El teatro se hace ante una asamblea. El teatro convoca a la polis y dialoga con ella. Sólo en el encuentro de los actores con la ciudad, sólo entonces tiene lugar el teatro. No es posible hacer teatro y no hacer política.

Por eso piden un imposible quienes reclaman a las gentes de teatro que no se metan en política. No pedirían al pez que saliese del agua, pero nos piden que guardemos silencio ante lo que pasa. "Vosotros no entendéis. Salid de la calle y volved al teatro", nos dicen, como si para nosotros fuesen distintos el teatro y la calle.

Pero no sólo a nosotros nos mandan callar. También a vosotros, ciudadanos, también a vosotros os piden silencio. Están voceando ese mensaje por toda la ciudad: "Volved a vuestras casas. Vosotros no entendéis". Quieren convencernos de que el mundo es un enigma cuya solución sólo ellos conocen. Quieren convencernos de que nuestro mundo es tan misterioso como el de los antiguos griegos, los cuales debían acatar ciegamente los oscuros designios de sus dioses. Por pequeños que sean, los hombres que nos gobiernan se creen dioses, y como dioses nos exigen silencio.

Olvidan que el teatro nació precisamente para interrogar a los dioses. Y para desenmascarar a los hombres que se disfrazan de dioses.

En "Los persas", la obra teatral más antigua que conservamos, Esquilo describió la derrota del poderoso ejército persa. Su rey fue vencido porque olvidó que sólo era un hombre. Qué vicio tan viejo, el del gobernante que se cree dios. Como dioses, nuestros gobernantes están arrojando fuego sobre Bagdad. Como dioses, nos piden silencio. Pero no vamos a guardar silencio.

No vamos a guardar silencio porque amamos las palabras, y necesitamos oponer palabras claras a esas palabras oscuras que manejan los nuevos dioses. Palabras oscuras que quieren convertirnos en personajes de una función infantil donde sólo hay buenos y malos. Palabras oscuras que llevan a inocentes al sacrificio.

No vamos a guardar silencio porque tenemos memoria. El teatro es un arte de la memoria. Recordamos todas las guerras desde los griegos. Todas las víctimas, cada una de ellas. Y todas ellas están hoy, otra vez, en peligro. Porque sólo hay una forma de hacer justicia a las víctimas del pasado: impedir que haya víctimas en el presente.

No vamos guardar silencio porque nos debemos a nuestra ciudad, y también nuestra ciudad está en peligro. Ciudadanos: cada uno de nosotros está en peligro. Nos están educando para la barbarie. Nos están educando para dominar o para ser dominados; para dominar a otros o para resignarnos al dominio de otros. Nos están educando para matar o para morir. No vamos a guardar silencio. Hoy menos que nunca vamos a guardar silencio. No.

 

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