CASO GESCARTERA  : EL JUICIO

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GESCARTERA, A PUNTO DEL VISTO PARA SENTENCIA 

Últimas horas para el juicio de uno de los mayores fraudes financieros de la historia española. La Audiencia Nacional dictará hoy o mañana el visto para sentencia del caso Gescartera.  Han pasado tres meses desde que arrancó la vista oral y siete años y medio desde que la CNMV intervino la agencia y sobresaltó a 4.000 familias tras hallar un agujero patrimonial de 50 millones de euros.  En estos tres meses, han declarado más de cien peritos y testigos, algunos tan ilustres como los ex presidentes de la CNMV Juan Fernández-Armesto y Pilar Valiente. Pero sólo como testigos; el tribunal se negó a juzgar a este organismo por ninguna irregularidad.

Con sus testimonios, las acusaciones tienen claro que en Gescartera se simulaba que se invertía el dinero de los clientes en renta variable y fija, pero la realidad era muy distinta.  

Una parte importante —unos 12 millones— fue al bolsillo del dueño de la agencia, Antonio Camacho, y sus allegados, según el Banco de España. Para ocultar el fraude, la agencia informó sesgadamente a los clientes, obstruyó la inspección de la CNMV y le entregó papeles falsos, según el relato del fiscal.

Camacho insiste en su inocencia y en que todo se debió a unas inversiones mal hechas. No ha convencido al fiscal, que mantiene su petición de once años de cárcel. El principal acusado sí ha logrado que su esposa y madre de sus dos hijos, Laura García Morey se libre de los seis años de prisión que le pedían. Al final, la Fiscalía Anticorrupción ha presentado acusación contra 12 personas —dos menos que al inicio—, para las que pide 84 años de cárcel por apropiación indebida y falsedad documental. 

Junto a ellos, están en una difícil situación La Caixa y Caja Madrid. Las acusaciones piden que se les declare responsables civiles subsidiarias, es decir, que paguen los 50 millones de indemnización a los clientes porque es previsible que los condenados sean casi insolventes.  

El argumento es que Caja Madrid no identificó a los clientes de Gescartera como debía y facilitó el desvío de los fondos, mientras que La Caixa contribuyó —a través de dos empleados— a que la CNMV no conociera el verdadero estado financiero de la agencia.  

En el primer trimestre de 2008 llegará la sentencia, pero los clientes no podrán recuperar el dinero. Lo previsible, sea cual sea el fallo, es que se recurra ante el Supremo y el proceso dure algunos años más.

Las indemnizaciones pueden variar mucho  

(www.publico.es, 17/12/07)

El fiscal mantiene su petición de 11 años de cárcel para Camacho por el caso Gescartera

Retira los cargos contra su mujer, Laura García Morey, y contra la comercial Ángeles Leis

El Ministerio Fiscal ha mantenido en la Audiencia Nacional su petición de 11 años de cárcel para el dueño de Gescartera, Antonio Camacho, por apropiación indebida y falsedad documental, y ha retirado los cargos para su mujer, Laura García Morey, y la comercial Angeles Leis. Con ésto, el fiscal eleva a definitivo su informe de acusación, que pasa de 14 a 12 imputados por el fraude que dejó un desfase de 50,02 millones de euros.

En el escrito final de acusaciones que ha presentado el fiscal Vicente González Mota, también ha fijado una responsabilidad civil de 69,71 millones de euros, que son las aportaciones totales netas de los clientes, menos las que pudieran hacer los 12 imputados y quienes se considere responsables civiles, y en el que se mantiene la responsabilidad civil subsidiaria para La Caixa y Caja Madrid Bolsa.

El fiscal ha ratificado para Camacho la solicitud de la pena de 8 años de prisión y multa de 2 años, por importe de 175.492 euros, por el delito de apropiación indebida. Mientras que, por lo que ha considerado delito continuado de falsedad, ha solicitado para Camacho la pena de prisión de 3 años y multa de 12 meses, por importe de 87.746 euros.

En la sesión de hoy, el fiscal también ha pedido las mayores condenas para Antonio Camacho y para el número dos, José María Ruiz de la Serna, porque eran las personas que "actuaban coordinadamente engañando" a los clientes de Gescartera sobre el destino de sus ahorros, al ratificar su escrito previo de acusación de 2005 en su mayoría. Según las investigaciones del fiscal, Camacho dispuso en interés propio de cerca de 7 millones de euros, a los que hay que añadir otros 5 millones de euros, que se sacaron de las cuentas de Gescartera en beneficio de las personas del entorno de Camacho, según el Banco de España.

Además de estos 12 millones de euros (más del 17% de las aportaciones netas totales de clientes), José María Ruiz de la Serna supo cómo ocultar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que el dinero de los clientes no se encontraba invertido en activos financieros y cobró de forma indebida otros 2,7 millones de euros de las cuentas de Gescartera desde 1998.

También 11 años ha sido la pena solicitada para el principal comercial de Gescartera, Aníbal Sardón, quien se lucró de fondos de los clientes por importe de cerca de 3 millones de euros, y para quien el fiscal pide además otros cinco meses de prisión o multa de 72.120 euros.

Para Pilar Giménez Reyna, Francisco Javier Sierra de la Flor, y Miguel Angel Vicente, en su momento presidenta, apoderado, y jefe de mantenimiento de Gescartera, respectivamente, el fiscal ha solicitado 8 años de prisión, por el delito de apropiación indebida.

También han sido acusados de apropiación indebida Agustín Fernández Ameneiro, Julio Rodríguez Gil e Inmaculada Baltar, para los que ha ratificado, al inicio del juicio, una pena de 6 años de cárcel, aunque, ahora, el fiscal Vicente González Mota exculpa a Laura García Morey y Angeles Leis, de estos cargos.

Por último, para Carlos Ortín Barrón, José Alfonso Castro Mayoral, y Carlos Prats ha solicitado 3 años de prisión por considearlos cómplices de apropiación indebida

www.elpais.es 03.12.07

El dinero de Gescartera no pasó por las cuentas suizas

El ex director general del Hong Kong and Shanghai Bank Corporation (HSBC) Jaime Galobart afirmó en su declaración como testigo durante el juicio por el escándalo financiero de Gescartera, que los fondos de los clientes no pasaron por las 138 cuentas opacas del HSBC Republik de Suiza. Galobart afirmó que sólo conocía a "dos titulares" que nada tenían que ver con la agencia de valores Gescartera. El también ex director del HSBC en España Salvador Pastor declaró que las cuentas pertenecían a empresarios vascos amenazados por ETA.

La investigación policial no pudo determinar en su día la identidad de los titulares de las cuentas cifradas de Suiza, descubiertas tras la intervención de Gescartera. El Ministerio de Economía sancionó a HSBC con una multa de 2,1 millones de euros por ocultar la titularidad.

Galobart explicó que Camacho tuvo dos cuentas a nombre de Stock Selection abiertas en el HSBC de Londres con un depósito de un millón de euros. Durante seis años, a través de esas cuentas se realizaron 50 operaciones y tuvieron una retirada de 914.000 euros. "No conozco la finalidad de dichas cuentas", subrayó. Según los informes policiales, Stock Selection fue ideado por Camacho para ocultar dinero, aunque esto no pudo ser confirmado por la investigación.

Gescartera también abrió dos cuentas en el HSBC en Madrid que "nunca tuvieron movimientos", según el testigo. Antes de la intervención de Gescartera, el HSBC retiró la póliza de crédito para operar en bolsa concedida por la entidad a Antonio Camacho, porque tenía pérdidas de 300.000 euros y el negocio de la agencia de valores "no era relevante" para el banco. Este préstamo era el mayor concedido por el HSBC a un cliente en España: se inició con 900.000 euros y alcanzó los 4,5 millones.

www.elpais.es 25.10.07

"La Bolsa estaba mal, así que invertimos en Gescartera"

El ecónomo de Valladolid explica sus tratos con la sociedad de Camacho, con la que la diócesis ganó 855.000 euros

Las cuentas iban tan bien que el Consejo de Administración aprobaba siempre las propuestas del administrador. El principal órgano gestor del arzobispado de Valladolid facultó a su ecónomo durante al menos tres años a manejar su patrimonio como si se tratara de una empresa. Nada de meter en el banco el dinero, en muchos casos proveniente de cesiones o herencias de fieles.

"Las cuentas siempre han ido bien (...) pero había que diversificar"

Enrique Peralta especulaba con él en Bolsa o compraba letras del tesoro siempre en busca de la mayor rentabilidad. Hasta el punto de invertir en Gescartera 6,6 millones de euros que en tres años se convirtieron en 7,5 gracias a los intereses que puntualmente, cada tres meses, le pagaba la sociedad de valores.

El ecónomo (ya retirado) declaró ayer como testigo en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional contra el dueño de esa entidad, Antonio Camacho, y otros responsables de la empresa, intervenida por la CNMV en 2001 con un agujero de 100 millones de euros, que dejó unos 1.800 damnificados.

A preguntas del abogado de Camacho, Peralta recapituló la gestión patrimonial de su diócesis. "Las inversiones importantes las decide el Consejo de Administración, que está formado por sacerdotes y seglares", explicó. "Pero ésto [lo invertido en Gescartera] quedaba al arbitrio del ecónomo, porque las cuentas siempre han ido bien, así que mis propuestas siempre se aprobaban", explicó.

Y es cierto que las cuentas iban bien. Peralta narró al tribunal cómo desde que dos comerciales de Gescartera se pasaron por el obispado ofreciendo un 10% de interés fijo anual, comenzó a dejar de lado las acciones y las letras para confiar sus fondos a esa sociedad. Desde marzo de 1996 hasta febrero de 1999, la diócesis obtuvo un rendimiento total de 855.614 euros, según los recibos que Peralta firmó.

"Había que diversificar", declaró ayer el ecónomo, al explicar las razones que le empujaron hacia la sociedad de valores. "Cada vez que vencía una letra del tesoro, en lugar de renovarla, la metíamos en Gescartera aunque nos ofrecía una cantidad que nosotros no considerábamos muy elevada". En todo caso, esa cantidad, según Peralta, era preferible a la Bolsa. "Estaba muy inestable y consideramos que era mejor invertir en algo que nos diera una cantidad fija", aseguró. "Primero invertí 15 millones de pesetas [unos 90.000 euros] y al comprobar que abonaban regularmente los intereses invertí más porque me parecía más ventajoso", prosiguió.

Hasta que la relación con Gescartera, súbitamente, se rompió. La CNMV inició en marzo de 1999 una investigación sobre la sociedad al descubrirse numerosas irregularidades. El organismo regulador reclamó a Peralta que confirmara su inversión de 6,6 millones en la entidad. "Como vimos que estábamos siendo investigados, el arzobispo y yo decidimos que sería conveniente liquidar la relación", aseguró ante la Comisión de Investigación parlamentaria del caso, el 1 de octubre de 2001.

Al recobrar esa enorme cantidad (más 30.000 euros de intereses del último trimestre), el arzobispado se libró en gran parte del golpe que sufrieron cientos de inversores -entre ellos otras entidades religiosas- dos años después, cuando, finalmente, se descubrió el pastel.

El negocio hubiera sido redondo si, a principios de 2001, Peralta no hubiera entregado a Gescartera otros 150.000 euros de la diócesis, que se fueron por el agujero contable de la entidad y durante la investigación del caso, en 2003, fue sustituido por el ex director de una sucursal bancaria. "La gestión económica de la diócesis debe hacerse de manera muy transparente para recuperar la credibilidad de los fieles", dijo el nuevo ecónomo nada más tomar posesión.

Un cheque en el bolsillo

¿Decidió el Arzobispado de Valladolid retirar los 6,6 millones que había invertido en Gescartera sin ayuda? David Vives, director de Supervisión de la CNMV cuando se abrió la primera investigación a Gescartera, en 1999, llamó al ecónomo a declarar a la sede del organismo regulador el 30 de marzo de ese año.

En ese encuentro, según declaró Vives a la comisión de investigación del Congreso, Enrique Peralta no le dijo que, ese mismo día, había recuperado su inversión, lo que desató la sospecha entre los diputados de que había recibido información privilegiada sobre la marcha de la sociedad de Antonio Camacho.

Peralta confirmó ayer que durante la cita con Vives ya había recuperado el dinero. "Los de Gescartera se prestaron a traerme a Madrid, me devolvieron el dinero, y ese mismo día, en la CNMV, me preguntaron sobre las cuentas [sobre lo invertido]. Les dije que todo era correcto", declaró Peralta.

"Gescartera había cumplido y yo ya tenía el cheque [de 6,6 millones de euros] en el bolsillo", añadió el ecónomo sin explicar si aclaró al responsable de la CNMV si había cobrado o no. En la comisión de investigación, sin embargo, sostuvo que le advirtió de que le habían devuelto el dinero.

Un millón para la 'Champions'

El ayudante del dueño de Gescartera, Fernando Lorca López, ha afirmado hoy en el juicio oral por este escándalo financiero que la sociedad costeó con más de un millón de pesetas un jet privado para ver la final de la Liga de Campeones, entre el Real Madrid y el Valencia, en París el 24 de mayo de 2000.

Lorca López, guardia civil retirado por enfermedad, ha relatado cómo empezó a trabajar para Antonio Camacho -principal imputado en el caso- y le acompañó en viajes a Londres, donde hizo compras en Harrods (tienda de lujo de la capital londinense), aunque "nunca" fue empleado de Gescartera y cobraba unas 100.000 pesetas (600 euros), "pero no todos los meses".

"Le hacía algún recado y me invitaba a comer", ha especificado el ayudante de Camacho quien, a preguntas del fiscal Vicente González-Mota, ha reconocido que Camacho, ante la imposibilidad de ir en "vuelo regular" a París para ver, el 24 de mayo de 2000, a la final de la Liga de Campeones le pidió "gestionar" un avión privado, a través de la empresa Artac.

www.elpais.es 22.10.07

MOREY ADMITE QUE COBRÓ DE GESCARTERA 18.000 € "SIN DAR NI CHAPA" 

Todo el mundo sueña con tener un sueldo de 9.000 euros al mes "sin dar ni chapa". Un trabajo de esta naturaleza es lo que consiguió el cantante alicantino Jaime Morey (o García-Morey) como asesor de imagen de Gescartera, según declaró ayer en el juicio a los principales responsables de la quebrada agencia de valores.

Morey fue sincero ante los magistrados que juzgan la presunta estafa de Gescartera al declarar que cobró 18.000 euros por dos meses de trabajo y que le pareció "una remuneración excesiva" por "leer el periódico". A Morey le parece probable que este sueldo tuviera que ver con que su hija Laura --imputada en el caso-- iniciara una relación sentimental con el principal acusado, Antonio Camacho, dueño de Gescartera.

Los testigos que declararon ayer afirmaron que Camacho y José María Ruiz de la Serna ocultaron el desfase patrimonial de la empresa y que cuando fue intervenida solo poseía el 3% de lo depositado por los clientes. 

(www.elperiodico.com, 09/10/07)

Gescartera ofrecía rentabilidades del 20% para captar clientes, según dos imputados

Los acusados Aníbal Sardón e Inmaculada Baltar, ligados a la sociedad AGP, revelaron ayer en el juicio por el caso Gescartera que este chiringuito financiero llegó a ofrecer rentabilidades de más del 20% para captar clientes, cuando la media del mercado era del 7%. Sardón, Baltar y el ex consejero de Gescartera Javier Sierra de la Flor apuntaron además la responsabilidad del principal acusado, Antonio Camacho, en la estafa.

Sierra de la Flor reconoció haber firmado más de 1.326 millones de pesetas (unos ocho millones de euros) en cheques a clientes y proveedores de la agencia de valores, sin cotejar y sin comprobar que quien recibía el dinero tuviese corregido su saldo. Ésta fue una de las irregularidades que sacó a la luz, durante su interrogatorio, el fiscal Vicente González Mota, que pide 11 años de prisión para Sardón y seis para Baltar, apoderado y fundadora de Administración y Gestión de Patrimonios (AGP); y ocho años para el ex consejero de Gescartera Javier Sierra de la Flor.

Tanto Baltar como Sardón argumentaron que los documentos esgrimidos por el fiscal, que demuestran una estafa de 3,21 millones de euros, son sólo "supuestos" realizados ante Antonio Camacho para demostrar que AGP era rentable para Gescartera pues le conseguía muchos clientes, como la Mutualidad de la Policía o el Servicio de Seguridad Social de la Armada. También adujeron que su labor era estrictamente "comercial", que no influían en las inversiones de clientes ni en los tipos de interés y que "nunca" sospecharon que el dinero no estaba en la empresa, ya que incluso Camacho les enseñó, en junio de 2001, un certificado de que había 24 millones de dólares en EE UU, en la sociedad Martin Investments LLC.

"Aún esperamos ese fax"

Ambos acusados trabajaron a principios de los años noventa como director financiero y secretaria en el grupo manufacturero Tompla, que llegó a invertir varias partidas de entre 300 y 400 millones de euros en Gescartera, con un compromiso de revalorización anual de entre el 32% y el 35%. Baltar reconoció que una inversión de más de 20 millones de pesetas de una sociedad familiar suya obtuvo una rentabilidad semestral del 23,4% por una inversión denominada "valor ELE" (siglas que corresponden en bolsa a la compañía Endesa).

Javier Sierra de la Flor aseguró que Camacho decidía dónde invertir el dinero y que supo que había problemas en Gescartera el 13 de junio de 2001. "Siempre se me dijo que el dinero de los clientes estaba en HSBC en una Sincav de Luxemburgo, que estaba fuera [de España] y que [Camacho] lo traería", afirmó. Y añadió que, el 15 de junio de 2001, tras la intervención de Gescartera, Camacho dijo que el dinero de los clientes "iba a venir". "El mismo día que declaró ante [la juez Teresa] Palacios, nos llamó y nos dijo: 'Tranquilos, estaros atentos al fax que llega el dinero de fuera'; a día de hoy, estamos todavía esperando que llegue algo al fax", contó Sierra de la Flor. www.elpais.es 02.10.07

Un "florero" en "una cueva de ladrones"

La presidenta de Gescartera, Pilar Giménez-Reina, asegura que siempre confió en Camacho y que desconocía sus tejemanejes

La mujer que se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia Nacional no parecía, ni de lejos ni de cerca, la que fuera la presidenta de Gescartera. Y sí que lo fue, sí. Pero Pilar Giménez-Reyna se esforzó en hacer creer al tribunal que ella fue "un florero, un elemento decorativo" en la agencia de valores, "la tonta más tonta de la oficina" que nunca se enteró de los tejemanejes del dueño de la empresa, Antonio Camacho. Hasta que un 14 de junio de 2001 ("¡cómo se me va a olvidar la fecha de la intervención de Gescartera!"), en las oficinas de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), se cayó del guindo: "Nunca, hasta el 14 de junio, nunca tuve la más mínima duda de que estaba en una casa de gente honrada y no en una cueva de ladrones". Su Alí Babá y el resto de los habitantes de la cueva estaban a su espalda, sentados como ella en el banquillo de los acusados de la Casa de Campo.

  • "En la CNMV me enteré de que debía ser la tonta más tonta de la oficina", asegura

  • "Pregunté a Camacho: '¿Dónde está el dinero?'. Él me dijo, 'No te pongas histérica, es un error"

Pilar Giménez-Reyna sí había visto algunas cosas que no le gustaron durante su largo paso por Gescartera, que arrancó de comercial y acabó de presidenta ornamental, según ella. Por ejemplo, que en la información fiscal que anualmente se mandaba a los clientes para que cumplieran sus obligaciones con Hacienda a veces se reflejaban "minusvalías ficticias" para que dichos inversores pagasen menos al fisco. También había "clientes especiales, amistades personales de Antonio Camacho", a los que se les daban "tipos de interés especiales" para sus inversiones en renta fija.

Con un marcado acento malagueño de buena casa, Giménez-Reyna explicó que si accedió a ser presidenta de Gescartera cuando se transformó en agencia de valores fue "por hacerle un favor a Antonio". Según ella, Camacho ni le consultó su nombramiento. "Es que a mí me nombraron de una forma atípica, porque vino Santiago Alcaraz y me felicitó. Me fui a ver a Camacho y le pregunté por qué me nombraba, si yo ya estaba casi retirada por motivos de salud y no tenía interés. Él me rogó que me quedase. Por cariño y confianza, acepté, pero le dije que no quería poderes ni firma, que no me importaba ser una mujer objeto, un elemento meramente decorativo, como un florero". Ella siguió haciendo lo mismo: "Yo llevaba a clientes y, cuando firmaban el contrato, ya no era responsabilidad mía". Es decir, que dejaba de preocuparse por dónde iba el dinero.

La ex presidenta no cree que la nombraran ("me encasquetaran la presidencia", dijo) por la posición en el Gobierno de su hermano Enrique, que entonces era director general de Relaciones con las Comunidades Autónomas. Camacho no debía pensar lo mismo. En abril de 1999, le pidió que su hermano, ya secretario de Estado de Hacienda, hiciera una gestión ante la CNMV, cuando Gescartera estaba siendo investigada, para enterarse de cómo iban las cosas.

Por ello supieron que Pilar Valiente, entonces máxima dirigente del organismo regulador, le había dado "un revés a David Vives", el encargado de la inspección a la agencia. En su agenda, la ahora acusada anotó a finales de abril de 1999: "Enrique me llama. Pilar Valiente da revés a David Vives. Nos pide que aguantemos. No dar nombres de cheques al portador. No somos la Agencia Tributaria". La fiscalía, no obstante, no tiene constancia de que Enrique Giménez Reyna "hubiera realizado actuaciones ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores en interés o por cuenta de Gescartera".

Ella seguía fiándose de Camacho, "un hombre absolutamente honrado", creía, "que hacía y deshacía" en Gescartera. Así fue hasta que el 14 de junio de 2001 se produjo "la hecatombe", cuando llegó a "aquella sala que se me hizo inmensa de la CNMV". Ahí se enteró "que debía ser la tonta más tonta" de la oficina cuando le informaron de que había apuntes, cheques y certificados falsos aportados por Gescartera.

"Cuando entré había gente que no conocía. Creí ver a Pedro Villegas y me parece que estaba Sol Borbón. De pronto uno saca unos documentos y unos certificados que eran falsos... Y me miraban a mí. Yo no sabía de qué me hablaban. Eran documentos del Santander Central Hispano y de La Caixa y todo era falso. Pero Camacho decía que todo era un error. Yo lo cogí de la solapa [a Camacho] y le pregunté: '¿Dónde está el dinero?': Él me dijo: '¡Pilar, no te pongas histérica, estás loca, es un error!".

El error es que a día de hoy no se sabe dónde han ido a parar más de 8.356 millones de pesetas, algunos de los cuales eran inversiones de la propia familia de Pilar Giménez-Reyna: madre, marido, hijos, nueras, primas, entre otros. La mujer no sabe dónde está el dinero y su marido todavía está pagando la parte que le tocó perder a ella misma. Por todo ello, asegura, la han llamado "tonta de todas las maneras". Y, ¿cómo le va ahora a Pilar? "Yo ahora no tengo ni donde caerme muerta".

"El dinero está en el extranjero"

El dinero de Gescartera está en el extranjero. Al menos así lo aseguró el supuesto máximo cómplice de Antonio Camacho en Gescartera, José María Ruiz de la Serna, quien declaró en la Audiencia Nacional con gran nerviosismo. "Yo estoy convencido de que los fondos estaban en el extranjero y a día de hoy sigo convencido de ello. Camacho siempre me lo dijo. De siempre supe que los fondos de renta variable estaban en el extranjero y desde 1999 supe que estaban los de renta fija". Pero, ¿de cuánto dinero hablaba?: "Pues cuando la intervención de la CNMV habría unos 4.000 millones de pesetas fuera".

Ruiz de la Serna, apoderado y director financiero de Gescartera, lo dijo entrecortado, pero rotundo, para enorme enfado de su abogada defensora, Antonia Flores, que incluso llegó a cortar el interrogatorio del fiscal, Vicente González.

El acusado admitió que la agencia había entregado a la CNMV dos certificados "inveraces" del Santander y de La Caixa, que supuestamente justificaban dónde estaban más de 6.500 millones de pesetas de los clientes. El del Santander, por ejemplo, justificaba los 2.600 millones que faltaban de Cajamadrid Bolsa. Él, aseguró, ignoraba que eran falsos esos documentos. Como también era falso el documento que justificaba que la empresa tenía 15.000 millones en cuentas gestionadas por la sociedad limitada de EE UU Martin Investments, un papel que parecía la salvación.

De la Serna cree que el dinero pude estar en cuentas abiertas en el banco HSBC, en su oficina londinense de Hill Street, a nombre de otras sociedades fuera del alcance de Gescartera y del fisco. Lo dice desde el día que lo detuvieron. www.elpais.es 26.09.07

LA PRESIDENTA DE GESCARTERA IMPLICA A SU HERMANO, EXALTO CARGO DEL PP

El juicio por el escándalo financiero de Gescartera dio ayer un nuevo giro. La presidenta de Gescartera, Pilar Giménez-Reyna, admitió, a preguntas del fiscal, Vicente González Mota, que su hermano Enrique Giménez-Reyna intervino en 1999 ante la entonces consejera de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Pilar Valiente, para evitar las consecuencias de la inspección, que se saldó con una sanción de 42.000 euros.

La imputada declaró que Antonio Camacho fue quien le insistió para que se enterara, a través de su hermano, de los trámites de la inspección porque, según dijo, en la CNMV "le tenían inquina".En ese momento, Enrique Giménez-Reyna era el director general de Tributos con el Gobierno del PP, cargo que ostentó hasta mayo del 2000 y tras el cual fue nombrado secretario de Estado de Hacienda. Valiente aún era consejera del organismo regulador entonces bajo la presidencia de Juan Fernández Armesto.

Para arrancarle la confesión, González Mota le mostró la agenda encontrada en los registros correspondientes a 1999. En ella, Giménez-Reyna apuntó: "Enrique llama. Valiente le da un revés a Vives. Nos pide que aguantemos y que no demos los nombres de los cheques al portador. No somos la Agencia Tributaria".En el año 2000 y con motivo de la conversión de Gescartera en agencia de valores, su hermano acudió a una comida en la sede del organismo regulador en la que también participaron Antonio Camacho y Pilar Valiente. www.elperiodico, 26/09/07

¿Dónde está la pelotita?

El fiscal coloca a Antonio Camacho frente a su espejo de trilero, pero no consigue arrancarle la respuesta a la pregunta principal: ¿dónde está escondido el botín de Gescartera?

Cuando habla, Antonio Camacho mira a los ojos, siempre a los ojos, unas veces con dureza y otras pidiendo pan, pero siempre a los ojos. Dice el diccionario que un trilero es un tahúr, y que un tahúr es un jugador fullero, pero no es así de simple. El dueño de Gescartera, que nació hace 41 años en un segundo piso sin ascensor de un barrio chungo de Madrid, siempre tuvo claro que para trilero no sirve cualquiera. Si además se aspira a picar alto, a tener dos Jaguar y 100 trajes, se necesita de buena presencia y mejor labia, una buena cuadrilla de ganchos y la determinación de no confesar si vienen mal dadas. Ayer, seis años después de que la policía lo trincara por un desfalco de 50 millones de euros, el tal Camacho se presentó al juicio con terno azul marino, corbata cara y pañuelo en el bolsillo. Al final de la mañana, cuando el fiscal dijo no hay más preguntas, todo el mundo en la sala ya tenía claro que Camacho manejó el botín de Gescartera con la misma habilidad que el trilero la bolita de papel, de un lado para otro, vertiginosamente, sin dejar de hablar, mirando a los ojos, ante la desesperación de las víctimas y de la justicia que, seis años después, siguen sin saber la cuestión principal: ¿dónde está la pasta?

  • Llegó a decir que puso 19 millones de euros de su patrimonio para sanear Gescartera

  • Camacho encaró al fiscal de frente, sosteniéndole la mirada y con malos modos

No lo pasó bien Camacho ayer. Para empezar, el fiscal Vicente González Mota resultó un hueso duro de roer. Camacho lo intentó encarar de frente, sosteniéndole la mirada y con malos modos, de lo que el fiscal se protegió desviando la mirada hacia una de las pantallas de televisión colgadas en la sala de vistas de la Casa de Campo. Así, la declaración de Camacho le llegaba filtrada por la técnica, desposeída ya de la rabia que desprendían los ojos del acusado. Por si fuera poco, el fiscal González Mota subrayaba la mayoría de las respuestas del dueño de Gescartera con una sonrisa irónica, que a veces parecía significar te he pillado y otras ya te pillaré en la siguiente. El caso es que Antonio Camacho, pese a su habilidad innegable para esconder la pelotita bajo términos imposibles, terminó acusando el acoso del fiscal y puso en funcionamiento el ventilador, empezó a soltar lastre.

Dijo, ante el estupor general, que nunca tuvo conocimiento del "día a día" de su agencia de valores, que él sólo se dedicaba a captar clientes y a poner 19 millones de su patrimonio personal para tapar agujeros. Negó rotundamente que compensara las pérdidas de unos clientes con las aportaciones de otros. Y, cuando sintió muy cerca la presión del fiscal, desvió enseguida sus responsabilidades hacia sus colaboradores. Uno de ellos, José María Ruiz de la Serna, sentado en el banquillo inmediatamente detrás de él, meneaba la cabeza sin disimular su fastidio.

La sonrisa del fiscal se hizo más amplia cuando Camacho no tuvo más remedio que admitir que uno de sus chóferes, un tipo apodado El Barbas, se dedicaba a cobrar talones de Gescartera. Según la investigación, mediante esos talones -sin firma en el dorso, para no dejar huella- se fueron esfumando poco a poco los 12 millones de euros del botín de Camacho. Y la sonrisa se contagió a la sala cuando, en más de una ocasión, el dueño de Gescartera llamó "usureros" a quienes durante años fueron depositando dinero en su sociedad mediante "contratos de renta fija". Cuando alguna pregunta no le convenía, Antonio Camacho se llevaba la mano a la garganta, decía que no había escuchado bien, ganaba tiempo, le echaba la culpa a su resfriado. Al final de la sala, sólo un puñado de víctimas -la mayoría jubilados- siguió el juicio. El resto -monjas de clausura, religiosos de distintas órdenes, huérfanos de la Guardia Civil, organizaciones no gubernamentales, agentes de policía, empleadas de la limpieza, ciegos de la ONCE...- lo hicieron a través de sus abogados, algunos de los cuales se quejaron del aspecto chapucero del sumario armado por la juez Teresa Palacios. Uno de ellos dijo: "Hay dos tomos uno, dos tomos dos, folios y folios sin numerar, y en el tocho de los numerados, saltos incomprensibles de 200 ó 300 páginas". La presidenta del tribunal, Carmen Paloma González, escuchó las quejas y las zanjó con contundencia: "Así ha venido, y así va a quedar".

Al final de la sesión, cuando casi todo el mundo había alcanzado la calle, se produjo una circunstancia que tal vez pueda influir en el rumbo del juicio. Antonio Camacho y Ruiz de la Serna se cruzaron en un pasillo. Camacho ensayó un hola, y Ruiz de la Serna -su antiguo director general- apartó la cara con un gesto de desprecio. Camacho -en su afán por soltar lastre- lo acababa de dejar al pie de los caballos. Y tanto en el trile como en los negocios, traición con traición se paga.www.elpais.es 25.09.07

La agenda secreta de una hermana

El juicio de Gescartera continuará hoy con la declaración de quien fue presidenta de la agencia de valores y puso en un brete al Gobierno de José María Aznar. Pilar Giménez Reyna tenía un apellido demasiado sospechoso como para pasar inadvertido.

Su hermano, Enrique Giménez-Reyna, era el secretario de Estado de Hacienda. Cuando estalló el escándalo, todas las miradas se dirigieron a un ministerio que tenía ciertas competencias sobre el control de las agencias de valores.

El tribunal que juzga el caso y los dos jueces que se han encargado de la instrucción del mismo no han encontrado indicios como para imputar al ex secretario de Estado en este caso ni para juzgar a los altos cargos de la administración del Partido Popular por la estafa de Gescartera.

La hermana del secretario de Estado escribió en la agenda personal durante su etapa al frente de Gescartera, en una posición más protocolaria que ejecutiva, las incidencias por las que atravesaba la empresa en la que trabajaba, invertía y ganaba fuertes sumas de dinero.

En una de esas anotaciones correspondiente a abril de 1999, cuando la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) está a punto de intervenir Gescartera al observar irregularidades, Giménez Reyna apuntó: "Expediente contra todo el consejo. Bloquean cuentas clientes de Gescartera. Se hará desglose de todos los mismos. ¡Reunión urgente del consejo con CNMV aprovechando la ausencia del vicepresidente y de los demás consejeros. Sólo estaba Pilar Valiente que avisa rápidamente!".

Pilar Valiente era la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y se había reunido en varias ocasiones con los directivos de Gescartera. La publicación del dietario de Pilar Giménez Reyna, en septiembre de 2001, varios meses después de la intervención y como consecuencia de la investigación abierta en la Audiencia Nacional, provocó la dimisión de Pilar Valiente.

Esa anotación destapó la supuesta vinculación de altos cargos de la CNMV con los dueños de Gescartera, que eran avisados con anterioridad de los pasos que estaba dando el organismo regulador.

Pese a estos apuntes personales de Pilar Giménez-Reyna, los instructores del caso Gescartera no encontraron en la actuación de Pilar Valiente, presidenta de la CNMV, motivos suficientes para imputarla por lo ocurrido.

www.elpais.es 25.09.07

El tribunal rechaza imputar a varios cargos del Gobierno del PP

La sección cuarta de la Sala Penal de la Audiencia Nacional, encargada de juzgar el caso Gescartera, rechazó ayer la imputación de varios altos cargos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y del Gobierno del PP de 2001 por estafa o fraude, tal y como pedía casi la mitad de las acusaciones populares y particulares. La presidenta del tribunal lo anunció al hacer público el fallo sobre las cuestiones previas del juicio.

La implicación de esos cargos fue solicitada por varias defensas y acusaciones que reclamaron la anulación de la apertura del juicio oral decidida hace dos años por la juez de instrucción Teresa Palacios. El tribunal sigue así lo propuesto por el fiscal, que acusó a 14 personas ligadas a Gescartera con Antonio Camacho a la cabeza, y lo dispuesto por la juez Palacios, quien exculpó ya a otras 39 personas contra las que las acusaciones habían presentado cargos y, entre las que figuran los ex presidentes de la CNMV Pilar Valiente y Luis Ramallo, a quienes ni siquiera se tomó declaración.

Mediante la negativa, el tribunal acaba con las aspiraciones de buena parte de las acusaciones, que buscan la responsabilidad civil del Estado, a través, sobre todo, de la imputación del ex secretario de Estado de Hacienda, Enrique Giménez Reyna, así como otras responsabilidades a partir de los representantes de entidades financieras como el HSBC, Bankinter y Deutsche Bank, a pesar de que estuvieron imputados durante la instrucción y están llamados a comparecer como testigos.

Trato de favor

Pilar Valiente dimitió de su cargo al frente de la CNMV a raíz del caso Gescartera, entidad que precisamente fue intervenida mientras era presidenta. Enrique Giménez-Reyna, hermano de la presidenta de Gescartera, también tuvo que abandonar su cargo a raíz del escándalo, después de que un diario de su hermana dejara entrever que podría haber mediado a favor de la entidad ante la CNMV.

El tribunal rechaza todas estas cuestiones previas excepto la referida a Raimab Services SL, sociedad que se quejó, a través de su representante, de no haber recibido copia de las actuaciones pese a haber sido declarado responsable como partícipe a título lucrativo. Respecto a la prueba, admite los testigos de defensas y acusaciones, entre las que figura Pilar Valiente, y otros ex altos cargos de la CNMV como el ex presidente entre 1996 y 2000, Juan Fernández Armesto, y el antiguo director de supervisión Ramiro Martínez Pardo del Valle.

Precisamente, la abogada defensora de Bolsa Consulting, una de las empresas que es considerada responsable civil de la apropiación indebida, afirmó que "la CNMV era plenamente consciente del desfase patrimonial que arrastraba durante años" Gescartera, fundada en 1992 por Antonio Camacho.

www.elpais.es 25.09.07

Camacho se quedó con 12 millones de Gescartera



No están todos lo que son

Antonio Rafael Camacho Friaza responde hoy en la sala especial de juicios de la Audiencia Nacional (en la Casa de Campo de Madrid, donde se celebró la vista por el 11-M) sobre diez años de engaños y apariencias que dejaron un agujero de 50 millones de euros (más de 8.000 millones de pesetas) y 4.000 estafados. El cerebro de un negocio basado en la estafa inició su desenfrenada carrera delictiva el 5 de mayo de 1992, cuando constituyó Gescartera Dinero SGC, un chiringuito financiero que ofrecía a los clientes una rentabilidad muy alta por sus dineros.

  • "Camacho recibía el dinero mediante cheques, transferencias o maletines" que recogían sus conductores

  • "Los fondos aportados por los clientes se utilizaban para lucrarse personalmente o beneficiar a terceras personas"

  • El dueño de la agencia de valores responde hoy ante el tribunal que le juzga por diez años de apariencias y engaños

Camacho ideó un sistema económico en su empresa que estaba abocado al suicidio. Los ingresos de unos clientes, que acudían a la firma atraídos por los beneficios que les aseguraban, terminaban pagando las rentabilidades prometidas a otros clientes que habían llegado primero a la ventanilla de Gescartera. No había una gestión eficaz de esos fondos a los que se prometía altas rentabilidades.

Pese a lo rudimentario del fraude, Antonio Camacho mantuvo en pie esa ficción financiera durante diez años, gracias a su arte para el engaño (la Comisión Nacional del Mercado de Valores, el Ministerio de Economía y Hacienda y numerosos bancos, picaron el anzuelo hasta que se dispararon todas las alarmas) y las apariencias (hizo presidenta de su chiringuito a la hermana del secretario de Estado de Hacienda, convirtió en socio a la ONCE, logró que la Iglesia, la Armada, la mutualidad del Cuerpo Nacional de la Policía y gabinetes de comunicación con significados periodistas, invirtieran sus ahorros en Gescartera).

El fiscal que ha investigado este caso en los últimos seis años traza en su escrito el perfil de Antonio Camacho, de sus socios y las claves del negocio, que cuando reventó se convirtió en el mayor escándalo financiero durante los Gobiernos del PP:

- Gestión de los fondos: documentación falsa. "Los fondos aportados por los clientes se utilizaban en unos casos para lucrarse personalmente o beneficiar a terceros de parte de esos fondos, o en otros para mantener la infraestructura necesaria para poder seguir operando. Los fondos no se usaban para efectuar inversiones a nombre de los clientes, pero se generaba una documentación bancaria, a través de anotaciones en subcuentas, y documentación producida por los intermediarios mediante operaciones amañadas en mercados, que se usaban mendazmente para engañar a los clientes sobre el verdadero destino de sus fondos".

- Apariencia de honorabilidad. "Para facilitar la transformación de Gescartera en Agencia de Valores, los acusados sustituyeron en la Junta General Extraordinaria Universal de 13 de diciembre de 2000 a los miembros del Consejo de Administración, los acusados Antonio Rafael Camacho Friaza y José María Ruiz de la Serna, que estaban sancionados por la Comisión Nacional del Mercado de Valores, por la acusada Pilar Giménez-Reyna Rodríguez, como Presidenta, y se nombró Consejero Delegado a José Miguel Pichel Jallas directivo de la ONCE, a la que se había donado el 10% del capital social. A ello unían una lista de clientes como el Servicio de la Seguridad Social de la Armada, la ONCE, el Arzobispado de Burgos, de Valladolid y distintas instituciones religiosas".

- 50 millones de euros que no aparecen. "Según el cálculo de los peritos, desde el 1 de enero de 1998 hasta la fecha de intervención de la Agencia (el mes de junio de 2001), se habían efectuado transferencias de los fondos de los clientes desde las cuentas de Gescartera en Bankinter y en La Caixa a las cuentas de BC Fisconsulting SA por un saldo neto de 5.163 millones de pesetas.

[Sumado a lo supuestamente estafado antes de esa fecha y desde 1992], la cantidad apropiada por los acusados de los fondos de los clientes asciende, conforme cálculos periciales, a 8.356 millones de pesetas (más de 50 millones de euros)".

- Testaferros para imputarles falsas pérdidas. "Los acusados contaban con una red de testaferros, que se denominó Agrupación Julio Rodríguez. El acusado Julio Rodríguez Gil suministró una lista de personas y una fotocopia de sus DNI, que, a cambio de una retribución económica, serían utilizados por los acusados para figurar como clientes de ésta, asignándoles perdidas, y ser la contrapartida de las ganancias que ficticiamente se asignaban en la información que se daba a los verdaderos clientes de Gescartera".

"En otras ocasiones, los clientes a los que se les asignaban operaciones con pérdidas eran clientes que usaban esa información en sus declaraciones tributarias con la finalidad de eludir el pago de impuestos. Entre estos clientes figura la denominada agrupación Carlos Ortín Barrón, a la que el acusado Agustín Fernández Ameneiro asignaba los beneficios y pérdidas siguiendo las instrucciones recibidas del acusado Carlos Pascual Ortín Barrón. Las operaciones en que se asignaban pérdidas servían de contrapartida para asignar ganancias a clientes de Gescartera y hacerles así creer que su dinero estaba invertido".

- Los beneficios del cerebro de la estafa y de su familia. "El acusado Antonio Rafael Camacho Friaza dispuso en interés propio de 1.158 millones de pesetas (casi siete millones de euros). A esta cantidad deben añadirse otros cinco millones de euros que se detrajeron de las cuentas de Gescartera en beneficio de su padre, José Camacho Martínez, Pilar Friaza Albarranch, Nuria Rodríguez Martín de los Santos, Esther Rodríguez Martín de los Santos, Víctor Gil Bernabé Juan Antonio Rodríguez Espejo, José Rafael Camacho Friaza y Laura García Morey Mollejo".

"Antonio Camacho recibía el dinero mediante cheques, transferencias o maletines de dinero que José Ignacio Sánchez Fernández y José Sanz Guijarro, empleados como conductores del acusado Rafael Camacho Friaza, siguiendo instrucciones de éste, recogían de las entidades bancarias, no constando que estos conocieran que el dinero que recogían se estaba sustrayendo a los clientes".

- El lucro de Pilar Giménez-Reyna, hermana del secretario de Estado de Hacienda. "La acusada María Pilar Giménez-Reyna Rodríguez llegó a asumir la presidencia de la sociedad Gescartera Dinero Agencia de Valores SA; como ya se dijo, colaboró con Antonio Camacho Friaza desde 1992 a quien conoció en la sociedad GAESCO, y posteriormente siguió su relación con éste en Bolsa Consulting SGC y en Gescartera Dinero SGC SA en un primer momento como Directora Comercial y, posteriormente, Consejera de la sociedad. A partir de 1999 fue nombrada Vicepresidenta y posteriormente presidenta".

"La acusada tenía una función de captación de clientes para Gescartera y de los fondos de estos, y desarrolló las funciones de Presidenta de la Agencia, a sabiendas de que los fondos de los clientes no eran invertidos conforme se informaba a éstos. La acusada, según las anotaciones que hacía en una agenda, estaba informada puntualmente de lo que ocurría con relación a la sociedad, y también de la actividad engañosa tanto para los clientes como para la Comisión Nacional del Mercado de Valores del uso de sus fondos".

"La acusada, desde la etapa de Bolsa Consulting, recibía la información de los datos de los clientes de renta fija, decidiendo en qué tramo y tipos había que mantener o cambiar la información de los rendimientos. El tipo de interés se cambiaba mensualmente por indicación de Pilar Giménez Reyna con la finalidad de hacer más atractivo el producto para el cliente. La acusada, en compañía de su hermano, Enrique Giménez-Reyna Rodríguez, se entrevistó junto a los acusados Antonio Camacho y Ruiz de la Serna, con miembros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, sin que conste que Enrique Giménez-Reyna, a la sazón Secretario de Estado de Hacienda, hubiera realizado actuaciones ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores en interés o por cuenta de Gescartera".

- Multiplicar por seis una inversión de 500.000 pesetas en un solo día. "Se ha comprobado en la instrucción de la causa que con un ingreso de Pilar Giménez Reyna de 500.000 pesetas, (código cliente 150.024), efectuado el día 11 de junio de 1998, mediante una operación intradía, se le asignó una ganancia en detrimento de un cliente de Gescartera por importe de 2.999.780 pesetas, importe que los acusados si cobraban de los fondos de los clientes".

www.elpais.es 24.09.07

El juez del 'caso Gescartera' rechaza imputar a altos cargos del Gobierno de 2001 y de la CNMV

Cierra la vía a una posible responsabilidad del Estado.- Camacho afirma que la CNMV conocía dónde estaban los fondos de los inversores

El principal imputado del caso Gescartera, Antonio Camacho, ha afirmado hoy que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) conocía, desde 1992, dónde estaban los fondos de los clientes de la agencia de valores, intervenida en 2001, por un informe de la Agencia Tributaria, y las "pérdidas importantes" para clientes, desde 1994. Por otra parte, el juez ha rechazado hoy la imputación de varios altos cargos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y del Gobierno en 2001 por "delitos de estafa o de fraude", tal y como pedían ante la Audiencia Nacional casi la mitad de las acusaciones populares y particulares personadas en el caso Gescartera.

Camacho ha contestado así a las preguntas del fiscal Vicente González Mota durante la tercera sesión del juicio oral que se desarrolla en la Audiencia Nacional, donde el Ministerio Público ha insistido en los procesos de liquidación y gestión de los valores de 4.000 clientes de Gescartera. Antonio Camacho, para quien el fiscal pide 11 años de cárcel, se ha limitado a indicar que no se encargaba de la liquidación de los clientes y ha rechazado que existiesen "operaciones cruzadas" entre inversores para ocultar la apropiación indebida, dado que tanto él como su padre perdieron 3.165 millones de pesetas (19,02 millones de euros) para paliar las pérdidas de los clientes.

El principal imputado del caso Gescartera ha revelado además que había acudido, poco antes de la intervención, a una financiación desde Estados Unidos para salvar, al "estilo" de lo ocurrido con empresas como Sniace o Radiotrónica, las pérdidas de los clientes que están valoradas, en el sumario, por más de 50 millones de euros. El ex responsable de Gescartera ha indicado que los directores generales de la agencia de valores (Francisco Moreno y José María Ruiz de la Serna, también imputado en este juicio) eran los que tomaban decisiones sobre las estrategias de inversión e informaban a la CNMV.

Precisamente ha comentado que la CNMV, a través de su jefe de supervisión (Ramiro Martínez Pardo del Valle), le recomendó que contratara a José María Ruiz de la Serna y a Salvador Alcaraz para solucionar los problemas de información y gestión que surgieron en su día. Antonio Camacho ha dicho desconocer, antes de que se produjese la intervención de la agencia de valores en junio de 2001, la existencia de unos certificados de Caja Madrid y La Caixa en los que se hablaba de la existencia de fondos para responder a las inversores que presuntamente habían hecho los clientes.

La CNMV "era conocedora"

De cualquier manera, según ha insistido Camacho en varias ocasiones, la CNMV "era conocedora de todas las operaciones de los clientes" y sólo puso pegas en cuestiones de "reporting","gestión" u "organización interna", "nunca sobre los fondos de los clientes". El fiscal Vicente González Mota, que tuvo varios roces con el acusado que requirieron la intervención de la presidenta del tribunal, ha preguntado a Antonio Camacho sobre varias operativas que supuestamente encubrieron la apropiación indebida como las "operaciones cruzadas", los "clientes cero", las denominadas "cuentas omnibus" o las inversiones en renta fija o variable.El fiscal ha comenzado por los denominados "productos de renta fija" que, a pesar de lo comunicado a la CNMV, según Camacho, no suponían invertir en renta fija (bonos, letras u obligaciones) ya que sólo constituían "una exigencia, por parte del cliente, de unos intereses, es un préstamo por encima del mercado al tiempo y forma que querían los clientes". Respecto al contrato de gestión de patrimonios, el principal imputado de Gescartera ha explicado que la agencia de valores tenía "decisión discrecional" sobre lo invertido por los clientes, ya que a estos no se les prometía rentabilidad, "lo que hacía era exigir intereses a una rentabilidad por encima del mercado". También ha indicado que las comisiones que cobraban a los clientes quedaban reflejadas en los contratos depositados en la CNMV y que las cuentas globales, denominadas "omnibus", al igual que las "operaciones cruzadas" entre clientes no fueron utilizadas para encubrir el desvío del dinero -según adujo el fiscal- sino para ayudar en "ajustes fiscales" y "siempre velando por el interés de nuestro acreedor" o cliente. www.elpais.es 24.09.07

El fiscal se opone a imputar a los cargos del PP por Gescartera

El fiscal del caso Gescartera, Vicente González Mota, instó al tribunal a que rechace la imputación del ex secretario de Estado de Hacienda Enrique Giménez-Reyna; la ex presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) Pilar Valiente, y el vicepresidente Luis Ramallo, es decir, los cargos del Gobierno del PP que tuvieron la responsabilidad de supervisar la actuación de Gescartera y que no detectaron las irregularidades en su actuación ni su vaciamiento patrimonial.

El fiscal explicó que no es que haya un sobreseimiento tácito respecto de esas personas, como alegan algunas acusaciones, sino que la imputación ya fue planteada en la instrucción y fue denegada por la juez Teresa Palacios. El recurso correspondiente contra su decisión también fue rechazado por la Sección Tercera de lo Penal de la Audiencia, en diciembre de 2005. Ese tribunal consideró entonces que no había indicios de la participación de los citados cargos del PP en el delito de fraude cometido en Gescartera y añadió que si la conducta de los directivos de la CNMV hubiera sido delictiva, ese delito no sería el fraude investigado y por tanto no sería competencia de la Audiencia Nacional.

El fiscal señaló que, a la vista de lo dicho, la imputación de estas personas no está pendiente de resolver como pretenden algunas acusaciones. "Esas personas no han sido imputadas y además no han sido oídas, por lo que no puede haber juicio contra quien no está imputado", concluyó.

Rechazo de las nulidades

González Mota mantuvo su acusación contra Caja Madrid como responsable civil subsidiario, por entender que su situación es diferente de la de otras entidades bancarias, como Deutsche Bank, Bankinter o HSBC, que han quedado excluidos del proceso, porque aunque su conducta -abrir cuentas a clientes de Gescartera sin que éstos lo supieran- fue similar, Caja Madrid suscribió los contratos con Gescartera con posterioridad a la orden ministerial de 7 de octubre de 1999. Para el fiscal, ese detalle supone una infracción reglamentaria que determina que Caja Madrid tenga que afrontar la responsabilidad correspondiente.

El juicio se reanudará el lunes, después de que el tribunal resuelva las cuestiones previas planteadas. No obstante, es evidente que los magistrados tienen decidido rechazar todas las cuestiones que suponen la nulidad de las actuaciones o suspensión del juicio. Y ello es así, puesto que la presidenta del tribunal, Carmen Paloma González Pastor tuvo un lapsus y anunció que la vista se reanudaría el lunes con el interrogatorio del principal implicado, Antonio Camacho.

La magistrada regañó a los abogados que habían pedido que sus clientes quedaran excusados de asistir al juicio, ya que en el procedimiento abreviado es obligada la asistencia.

El fiscal informó en la vista que el juez Fernando Grande-Marlaska había embargado ya un chalet de lujo adquirido por 1,2 millones de euros en 2006 por Camacho, un piso y una plaza de garaje.www.elpais.es 19.09.07

Los estafados por Gescartera piden que se impute a los cargos del Gobierno de Aznar

Más vale tarde que nunca. Así lo debieron de entender 15 de las 40 acusaciones personadas en el juicio de Gescartera, que se inició ayer, y quienes, a través del representante de la Asociación de Usuarios de Cajas, Bancos y Seguros (Adicae), Miguel Ángel Roca, reclamaron la nulidad del proceso para que se pueda imputar y juzgar al ex secretario de Estado de Hacienda, Enrique Giménez-Reyna; la ex presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Pilar Valiente, y el ex vicepresidente de la entidad Luis Ramallo, es decir, los responsables del Gobierno del PP que tenían la obligación de supervisar la actuación de Gescartera y no detectaron la actuación irregular ni el vaciamiento patrimonial de la agencia.

El ex secretario de Estado de Hacienda en el segundo Gobierno de José María Aznar, que es hermano de la que fue presidenta de Gescartera y una de las principales imputadas, visitó frecuentemente al propietario de la agencia de valores, Antonio Camacho, aunque en su declaración como imputado negó que hubiera beneficiado a la entidad.

Luis Ramallo, ex diputado popular y vicepresidente de la CNMV, recibió 3,1 millones de pesetas en regalos por parte de Camacho y la juez Teresa Palacios instó a que se le investigase por delito de cohecho. Pilar Valiente, aunque estuvo en el ojo del huracán porque Pilar Giménez-Reyna la mencionó en su agenda como la persona que avisó a Gescartera de los problemas que tenía con la supervisión de la CNMV, nunca declaró ni como imputada ni como testigo.

No obstante, y aunque el interés de estas acusaciones es legítimo respecto de los integrantes del organismo de supervisión de Gescartera, Adicae, en un comunicado hecho público ayer, realmente reclamaba que se declarase responsables civiles subsidiarios a los bancos Hong Kong and Shanghai Banking Corporation (HSBC), Bankinter y Deutsche Bank. La razón de esta petición es evidente: seis años después de que estallase el escándalo, el dinero, 50,2 millones de euros, según el escrito del fiscal, sigue sin aparecer. Por tanto, aunque Cajamadrid y La Caixa están declarados responsables civiles subsidiarios, las acusaciones quieren que haya responsables con dinero que puedan afrontar las indemnizaciones que puedan declararse, a la vista de que presumen que el patrimonio de Camacho y de los otros imputados no va a servir para que consigan un solo euro.

La juez instructora Teresa Palacios nunca vio delito en la actuación de la CNMV y en el auto de apertura de juicio oral excluyó a Giménez-Reyna y a Ramallo de toda imputación, lo que suponía para ellos un sobreseimiento tácito.

El recurso correspondiente fue desestimado por Fernando Grande-Marlaska, sustituto de Palacios, pero para las acusaciones esa resolución no recogía motivación alguna, lo que a su entender supone una vulneración de la tutela judicial efectiva reconocida en la Constitución. De admitirse su petición habría que suspender la vista y anular todo lo actuado hasta que el juez explique por escrito las razones de la no imputación de los ex dirigentes de la CNMV.

Por si eso no fuera suficiente, la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Audiencia declaró en mayo de 2004 que la actuación de la CNMV en la persecución de las irregularidades de Gescartera fue correcta y desestimó el recurso presentado por el Instituto Español de Misiones Extranjeras y Construcciones Aval SL, que reclamaba la responsabilidad patrimonial de la CNMV por mal funcionamiento de los servicios públicos, en concreto del servicio de supervisión e intervención de Gescartera. La omisión de la CNMV en el ejercicio de sus funciones de vigilancia e intervención de Gescartera habría obligado a la Administración a indemnizar los perjuicios causados a los recurrentes. Pero como la institución quedó exonerada, las acusaciones tratan de imputar a sus responsables.

El juicio se inició ayer con más expectación de los medios de comunicación que de los propios interesados, la mayoría de los cuales han sido indemnizados en mayor o menor porcentaje por el Fondo General de Garantía de Inversiones (Fogain). Quizá por eso, o porque ya estaban advertidos de que sólo se iban a dilucidar las cuestiones previas y que el principal acusado, Antonio Camacho, no declarará previsiblemente hasta el próximo lunes, sólo acudieron ocho de los 4.000 afectados. www.elpais.es 18.09.07

Cajamadrid reclama

Cajamadrid cree que no ha recibido el mismo trato procesal que otras entidades cuya participación en el caso Gescartera le parece similar a la suya. Cajamadrid está acusada como responsable civil subsidiaria, es decir que si fuera condenada por los manejos de Camacho y los suyos, debería pagar, posiblemente a medias con La Caixa, hasta 26 millones de euros. Sin embargo, Carlos Aguilar, abogado de Cajamadrid Bolsa, reclamó ayer igual trato que el recibido por otras entidades que han aparecido en el proceso y no están imputadas, como el HSBC, Deutsche Bank, Bankinter o el Banco Santander. Dos empleados de La Caixa están imputados, pero no hay ningún acusado que pertenezca a la plantilla de Cajamadrid, ni el fiscal y ni las acusaciones han detallado en qué oficina de Cajamadrid se ha cometido el delito, ni por qué empleado, ni cuándo, ni el perjuicio ocasionado por Cajamadrid.www.elpais.es 18.09.07

El caso Gescartera llega a juicio sin rastro del dinero

Los cerca de 4.000 inversores estafados perdieron 50 millones de euros

El 'caso Gescartera ', la oscura agencia de valores que hizo tambalearse a toda la cúpula económica de los Gobiernos de José María Aznar, se acerca por fin a su resolución. La Audiencia Nacional comenzará a juzgar este lunes, más de seis años después de que saltase el escándalo, a los 14 acusados por una estafa estimada en 50,2 millones de euros a 4.000 inversores entre los años 1992 y 2001. No son cifras muy abultadas si se las compara con los 350.000 afectados de Forum y Afinsa y sus 6.203 millones desaparecidos, pero ningún fraude reciente ha provocado la dimisión de todo un secretario de Estado de Hacienda o una presidenta del órgano supervisor de los mercados.

Gescartera, más allá de un estafa de enorme magnitud, se ha convertido en un símbolo de los 'pelotazos' financieros en el ocaso del siglo XX y en un estigma para la exitosa gestión económica de los ejecutivos 'populares' que lideró José María Aznar. Pese a que ninguno de los políticos implicados se sentará en el banquillo, todavía se dejan sentir los efectos de la descomunal polvareda que levantó la polémica lista de inversores y las relaciones de sus administradores con varios pesos pesados del equipo económico del entonces vicepresidente Rodrigo Rato.

Los inversores sólo han logrado rescatar 26 millones de euros por la cobertura del Fondo de Garantía de Inversiones (Fogain), por lo que la pieza de responsabilidad civil de este juicio, en caso de que haya sentencia condenatoria, será el último resquicio para recobrar su dinero.

Un negocio de alta rentabilidad

Con una forma de negocio "muy transversal" y agresiva, ya que ofrecía rentabilidades superiores a las habituales en el mercado, Gescartera logró labrarse un volumen de clientes suficiente, en nueve años de existencia, para tapar supuestamente una estafa, que dominó la actualidad política y judicial de España durante varios meses del año 2001, con comisión de investigación en el Parlamento y dimisión del máximo responsable del organismo regulador de los mercados incluidos.

Ahora, en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional se sentarán catorce imputados por la Fiscalía Anticorrupción, encabezados por el principal responsable de la sociedad, Antonio Camacho Friaza, fundador de Gescartera en 1992, que ya cumplió tres años de prisión preventiva y habrá de enfrentarse a los once años de cárcel que pide el Ministerio Público para él por dos delitos continuados de apropiación indebida y falsedad.

También comparecerán como acusados la ex presidenta de Gescartera, Pilar Giménez-Reyna, hermana del ex secretario de Estado de Hacienda Enrique Giménez-Reyna, los directivos José María Ruiz de la Serna y Anibal Sardón, quienes afianzaron la operativa de la agencia de valores con los bancos y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), según revelan los 50.000 folios de investigación instruida por la juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios.

Catorce acusados en el banquillo

Según el fiscal, en la operativa de la estafa intervenían otros acusados como el informático Miguel Ángel Vicente, quien preparaba las bases de datos para dar una idea "ficticia" a los clientes de las inversiones, o Julio Rodríguez Gil, Carlos Pascual Ortín y Agustín Fernández Ameneiro, quienes ajustaban los beneficios y pérdidas de los clientes de la entidad, además de buscar métodos para "captarlos".

También la actual mujer de Antonio Camacho, Laura García Morey, figura como acusada ya que mantenía la propiedad de las empresas Dacna y Colombo con el principal imputado de Gescartera, al igual que hacía Inmaculada Baltar, quien compartía con Camacho la sociedad Administración y Gestión de Patrimonios (AGP).

Otros empleados de Gescartera como Ángeles Leis y Francisco Javier Sierra de la Flor, además de los responsables de la sucursal de La Caixa en Majadahonda (Madrid) Miguel Carlos Prats Oria y José Alfonso Castro Mayoral contribuían a esta operativa, por la que, según fuentes jurídicas, se pagaban fuertes comisiones por captar clientes.

Seis años esperando el juicio

Las acusaciones se han quejado de que la lentitud de la justicia no ha logrado bloquear a tiempo muchas cuentas de los principales responsables de Gescartera que incluso, en el caso de Camacho, han estado ligados a asesorías financieras y jurídicas o han logrado que les otorguen hipotecas para la compra de propiedades inmobiliarias.

Por eso, durante el juicio buscarán que se confirme la responsabilidad civil subsidiaria de Caja Madrid Bolsa y La Caixa, ya que, según fuentes jurídicas, la primera entidad ejecutaba las órdenes de compra y venta de valores mientras que la segunda aportaba el dinero de los clientes para secundar estas transacciones.

También se podrían considerar responsables civiles como "partícipes a título lucrativo", los herederos del padre de Antonio Camacho, José Camacho; a su madre, Pilar Friaza, y su hermano José Rafael, así como otros familiares de varios empleados de Gescartera o de ejecutivos del HSBC.

A partir de mañana, la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia Nacional, constituida por la juez Carmen González Pastor, Juan Francisco Martel Rivero y Ángeles Barreiro, decidirá sobre el caso.

En la lista de inversores de Gescartera figuran desde mutuas y colectivos solidarios de policías y guardias civiles, múltiples congregaciones religiosas y pequeños ahorradores, hasta otros inversores más pudientes, con cuentas en paraísos fiscales, que buscaban incluso, según fuentes jurídicas, las minusvalías de la agencia de valores para evitar pagos a Hacienda.

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