"No existe ningún dato objetivo que vincule a ETA con el 11-M", declaran los peritos

Los últimos y desesperados intentos de algunos abogados para vincular a ETA con los atentados del 11-M sufrieron ayer un auténtico descalabro. Hasta siete peritos expusieron con claridad ante el tribunal que no existe relación alguna entre ETA y el terrorismo radical islamista en general y entre los etarras del comando de la caravana de la muerte y los islamistas que atentaron en los trenes de cercanías de Madrid en particular. Los peritos fueron concluyentes: "No existe ningún dato objetivo que vincule a ETA con el 11-M". Y lo repitieron hasta en tres ocasiones.

Los letrados de la Asociación de Víctimas del Terrorismo y de la Asociación 11-M Ayuda del Terrorismo, que buscan desde el primer día el vínculo entre unos terroristas y otros, exploraron sin éxito todos las coincidencias posibles.

Pero es que hubo más. Un abogado se empeñó en saber si hubiera cambiado el parecer de los peritos si el explosivo hubiera sido Titadyn. Y los peritos dejaron claro que, en un principio, era un indicio importante, pero no ahora, porque hay suficientes pruebas de que se utilizó el explosivo utilizado robado en mina Conchita.

El presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, no quedó satisfecho y quiso saber por qué para los peritos la importancia de que se hubiera hallado Titadyn es ahora mínima. Los peritos respondieron: "Hay una serie de argumentos muy contundentes, como es el análisis detallado de las llamadas que hicieron las personas que intervinieron en los atentados del 11-M, que ninguna tiene relación con ningún miembro de ETA; tampoco se encuentran relaciones personales; la dinámica de funcionamiento de ETA tampoco tiene nada que ver con la forma de trabajar de los islamistas; las huellas y pruebas de ADN que aparecen en los escenarios del 11-M, y, también muy importante, la misma mañana del atentado ETA hace una llamada al diario Gara desmarcándose de la acción terrorista; lo repite en ese diario el día 14 [...]; y las instrucciones del Comité Ejecutivo de ETA ordenando la paralización de las acciones en el interior por el efecto negativo del 11-M".

Contactos sin trascendencia

Los peritos explicaron la diferente metodología de ambos grupos terroristas y señalaron que los escasísimos contactos entre etarras y yihadistas en las cárceles obedecen a una afinidad entre reclusos sin mayor trascendencia. Destacaron que no se ha descubierto ninguna correspondencia o llamada entre ellos, a pesar de que los presos por terrorismo tienen intervenidas las comunicaciones.

Recordaron que ETA no compra explosivos a delincuentes comunes, como pasó con el 11-M, sino que los explosivos industriales, como el Titadyn, los roba en Francia, y los artesanales, como el amosal o la cloratita, los fabrica su aparato de logística.

Los letrados preguntaron también por las coincidencias entre la denominada caravana de la muerte de ETA y el viaje de los islamistas a Asturias a por los explosivos de Mina Conchita, ocurridos ambos el 28 y 29 de febrero de 2004.

Los peritos fueron contundentes. Los etarras hicieron el recorrido habitual, obtuvieron la furgoneta cargada de explosivos en Francia, proporcionada por la organización y siguieron una ruta por carreteras secundarias hasta que fueron detenidos. Su destino final era Madrid.

Los yihadistas se aprovisionaron de explosivos en Asturias, pagando con droga, y regresaron a la casucha de Morata de Tajuña, siempre por carreteras principales o por autopista.

Aunque los etarras se comunicaron entre sí y los islamistas también, del tráfico de llamadas se concluye que no hubo ninguna comunicación entre ambos.

Los expertos atribuyeron a una coincidencia y al normal funcionamiento de un comando de liberados de ETA, el hecho de que un vehículo utilizado en un atentado en Santander fuera robado en la calle en la que el ex minero José Emilio Suárez Trashorras vivía en Avilés.

Los peritos destacaron, además, que en los tres únicos casos en los que ETA ha usado teléfonos móviles para activar bombas su técnica fue muy diferente a la empleada en los atentados del 11-M. Por un lado, ETA incluye siempre un elemento de seguridad, como es un circuito paralelo con una pila de 9 voltios para asegurar la activación del artefacto, y utiliza el móvil como si se tratase como un mando a distancia, mientras que los islamistas emplean el teléfono como si fuera un temporizador, que activa el artefacto al funcionar la alarma.

www.elpais.es 22.05.07

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