ÍNDICE
1.
AGUIRRE, UNA DIMISIÓN EN SECO
2. HUÉRFANOS SIN ESPERANZA
3. LA PRIMERA DECISIÓN DE GONZÁLEZ: CONCEDER LA MEDALLA DE ORO A
AGUIRRE
4. UN DIRECTIVO DE TELEMADRID GRABA UN VÍDEO QUE AGRADECE LA GESTIÓN
DE AGUIRRE
5. EL CÍRCULO MÁS ÍNTIMO
6. GONZÁLEZ SOPESA MANTENER A FIGAR DE CONSEJERA Y ENLACE CON GÉNOVA
7. FUTUROS PARA UNA EXPRESIDENTA
8. UN HEREDERO TODOPODEROSO BAJO SOSPECHA
9. “HE TENIDO UNAS CONVERSACIONES MUY ENTRAÑABLES CON RAJOY Y
COSPEDAL”
10. RAJOY SE MUEVE PARA LIMITAR EL PODER DE GONZÁLEZ COMO SUCESOR DE
AGUIRRE
11. “SOLO AZNAR ME IMPONE Y DA MIEDO”
12. RAJOY DICE “COMPRENDER Y VALORAR” LAS RAZONES DEL ADIÓS DE
AGUIRRE
13. MADRID, LA PROBETA DE LAS POLÍTICAS LIBERALES DE AGUIRRE
14. LAS METEDURAS DE PATA DE AGUIRRE
15. AGUIRRE SE VA E IMPONE AL SUCESOR
1.
AGUIRRE, UNA DIMISIÓN EN SECO
Este verano, Esperanza Aguirre se tomó un mes de vacaciones. A su
regreso, limitó los actos públicos, aunque aprovechó alguno para
subrayar, con el ‘caso Bolinaga’, su falta de sintonía con Rajoy. El
lunes anunció su adiós. Tras 30 años, por primera vez anteponía la
familia
Nunca se había tomado unas vacaciones tan largas como las de este
verano. Desde el 26 de julio, día en el que acudió a la sede de
Hispasat en Arganda, hasta el 23 de agosto, que entró en acción con
una visita al centro de emergencias 112. Casualmente, en ambos actos
coincidió con el Rey. Esperanza Aguirre estuvo un mes fuera de
cobertura.
Y desde entonces, solo 15 actos. Muy pocos para su ritmo
habitual, que se había desacelerado desde que le diagnosticaron un
cáncer de mama en febrero de 2011. Quedaba tiempo para que se
cumpliera el pacto no escrito con su vicepresidente Ignacio
González, según el cual ella dejaría su cargo en el año 2014. Pero
tres semanas después, fiel a su forma de ser, cambió el guion de su
agenda. Convocó a la prensa con carácter urgente. No se anduvo por
las ramas.
“Les he convocado a ustedes para anunciarles mi dimisión…”. No
pudo ser más directa.
Eran las 13.51 del lunes 17 de septiembre y la bomba había
estallado en el centro de la capital. Nadie lo sabía. O, mejor
dicho, muy pocos lo sabían, porque Aguirre sabe que un secreto de
este tipo no debe andar en boca de compañeros de partido. ¿Cuándo
tomó la decisión? ¿Por qué eligió ese momento? ¿Cuáles fueron los
motivos?
Esperanza Aguirre regresó de sus vacaciones de verano con dos
medallas colgadas del cuello, muy sencillas, como dos chapas sujetas
por sendos cordones de cuero, que la han acompañado hasta su acto
final. Una del Ángel de la Guarda y otra de la Virgen María. Para
quienes se precian de conocer a fondo a la todavía presidenta de la
Comunidad, este no es un detalle menor, tal y como es ella, tan
apegada a los amuletos que cree que le dan suerte. Otro detalle: el
lunes para su despedida se vistió con el mismo traje blanco que el
viernes anterior. No es habitual que repita vestuario con tan poco
margen porque tiene muy en cuenta todo lo relacionado con su imagen:
por eso lleva permanentemente en su vehículo oficial unos
pendientes, unas medias nuevas y unos zapatos de tacón.
Su círculo más próximo admite que Esperanza Aguirre es otra tras
su enfermedad. Ya no es el torbellino de antes
Las interpretaciones se han sucedido por decenas en la opinión
pública y ninguna parece suficientemente acreditada: razones de
salud, razones familiares, razones políticas, o todas ellas a un
tiempo. El espectro es demasiado amplio. El propio silencio de la
presidenta ha contribuido al desconcierto, hasta el punto de que
demasiada gente ha comenzado a sacar el cuchillo en Madrid sin
pararse a pensar que ella no ha dimitido aún de sus cargos en el
Partido Popular. Cada cual hace recuento de sus afines. ¿Hacia quién
se inclinarán los que prometieron adhesión a Esperanza? El PP de
Madrid está en ebullición.
Un mes fuera de cobertura. Un mes con una larga estancia en
Cataluña, adonde viaja en muchas ocasiones porque una parte de sus
amistades más frecuentadas y menos conocidas son catalanas. Curioso.
Entre sus más íntimos, tanto de Madrid como de Barcelona, Aguirre
consigue desconectar completamente. No habla de política. “Es capaz
de reírse con cualquier chorrada, con cualquier chiste”, reconoce un
amigo. “En público, Esperanza manda mucho”, comenta uno de esos
cercanos, “pero en su casa no manda demasiado”. “Manda, incluso, su
marido, Fernando”, apunta irónico otro amigo.
Madre de dos hijos, Fernando (36 años) y Álvaro (32), Esperanza
va camino de ser abuela por tercera vez con el nacimiento de
Beltrán, que será el primer bebé de Álvaro, abogado, que trabajó en
el despacho de José Pedro Pérez Llorca antes de ser fichado esta
primavera como asesor de Jaime García-Legaz, secretario de Estado de
Comercio. Pero ha sido Fernando quien le ha dado una de las mayores
alegrías de su vida: Beatriz, su nieta mayor, que a punto de cumplir
cuatro años saca de su abuela su lado más sentimental.
Aguirre se mueve por lealtades y deslealtades, y llega a ser
cruel si entiende que alguien se ha movido de su sitio
Porque se ha especulado con esta circunstancia, la de una
presunta falta de atención hacia su familia, como la causa de su
retirada de la política cumplidos los 60 y superada “presuntamente”
una grave enfermedad. Alguno de sus amigos rechaza esa
interpretación. “No ha sido una madre que haya dejado de lado a sus
hijos. Ha sabido disfrutar de ellos, porque tiene esa capacidad para
desconectar”. Otros, sin embargo, recuerdan la cantidad de veces que
su marido, Fernando Ramírez de Haro, conde de Murillo y Grande de
España, le ha pedido que acabara con esas jornadas que comenzaban a
las seis y media de la mañana leyendo los periódicos y llamando a
sus consejeros para comentar las noticias mientras aguardaba la
llegada de su entrenador personal.
La enfermedad de dos amigas con cáncer ha sido también motivo de
especulación. “No me consta que haya sido determinante. Sí es cierto
que a la familia le afectó mucho la muerte de su cuñado [Íñigo
Ramírez de Haro, que escribiera una obra, Me cago en Dios, que
Aguirre tildó de blasfema]”. Su círculo más próximo admite que
Aguirre es otra tras su enfermedad. Su salud es buena pero no tan
sólida. Tras sesiones de radioterapia y una medicación de por vida
ya no es el torbellino de antes.
Es en ese entorno privado, con los amigos, donde Esperanza
Aguirre deja de ser la presidenta. Disfruta con cualquier
chascarrillo. Juega a las cartas, al bridge sobre todo. Y
naturalmente al golf, su gran pasión, un deporte en el que es una
acreditada practicante. Alterna el elitista club de Puerta de Hierro
de Madrid (donde suele coincidir con su amiga Carmen Cazanga) con el
campo en Naturavilla, en Cebreros (Ávila), donde coincide con el
exministro Ángel Acebes. ¿De dónde saca tiempo un político para ser
un buen jugador de golf? “Es buena jugando al golf por la misma
razón por la que es buena en política. Porque consigue lo que se le
mete en la cabeza. Porque es muy perfeccionista y tiene una fuerza
de voluntad fuera de lo normal”.
Sus fieles la puntúan muy alto y sus detractores muy bajo, la
presidenta no admite el término medio
Aparte del golf, las conversaciones, las cartas, juega al pádel y
da largos paseos, otra de sus aficiones favoritas. Y en todas las
situaciones se mezcla con la gente, un territorio donde tiene un
descaro imbatible. Porque es su naturalidad la que le permite
adaptarse sin problemas a cualquier escenario, sea público o
privado, lo cual a veces provoca un gran desconcierto. Es así como,
aprovechando un acto público, decide cambiar de improviso el
itinerario de la comitiva para irse a comprar algo a un
establecimiento: antes que otras celebridades, hizo gala de vestir
ropa de Zara. Los fotógrafos han tenido en ella una gran cómplice:
se vestía de chulapa, tomaba el pico y la pala, se colocaba un
maillot ciclista, montaba en bicicleta o se subía a una piragua.
Ella estaba dispuesta al no va más con tal de ocupar la portada: por
ejemplo, cantarle el cumpleaños feliz a Rubalcaba.
Una naturalidad (o un populismo) que conforma un estilo de hacer
las cosas. Por ejemplo, a la hora de nombrar a altos cargos, algunos
por teléfono y en medio de interferencias, como fue el caso de Juan
José Güemes, que llegó a la sede de la Comunidad de Madrid, en la
Puerta del Sol, sabiendo que le habían nombrado consejero pero no de
qué cartera, y pudo enterarse por la prensa de que había sido de
Empleo y Mujer. O Santiago Fisas, a quien quiso sacar de la empresa
privada para ser consejero de Cultura y Deportes. Lo hizo por
teléfono. “Pero tú y yo no pensamos lo mismo sobre algunas cosas”,
le dijo Fisas. “Por eso te nombro”, contestó ella. Algunos
consejeros recién nombrados se llevaron sorpresas inesperadas. La
presidenta había impuesto también a sus principales colaboradores. A
su viceconsejero, por ejemplo. O a su secretaria.
Para las reuniones de Consejo, Esperanza Aguirre no necesitaba
conocerse los temas. Preguntaba al consejero hasta el agotamiento. Y
si no tenía argumentos en contra, terminaba la discusión con un
terminante “Pues no lo veo”. Ya en su biografía autorizada (La
Presidenta, editorial La Esfera de los Libros), Esperanza Aguirre
reconoció: “Saqué muchas matrículas estudiando poco”. Su descaro la
permitía tomar cualquier decisión por encima de los técnicos, como
cambiar el color de las paredes de la recepción de un hospital.
Se estaba convirtiendo en una amenaza de corriente de opinión en
el PP. Cada vez le resulta más difícil seguir a Rajoy
Y, naturalmente, las destituciones. Dicen que Esperanza Aguirre
se mueve por un sistema de lealtades y deslealtades. Y llega a ser
cruel si entiende que alguien se ha movido de su sitio. Así han ido
cayendo destacados consejeros como Manuel Lamela, que protagonizó en
Sanidad la polémica investigación sobre las sedaciones en el
hospital Severo Ochoa de Leganés, pero de quien finalmente sospechó
que era un hombre de Rajoy. La misma razón (y alguna otra más) está
detrás del cese de Alfredo Prada, que llegó a ser vicepresidente y
consejero de Justicia, a quien destituyó por teléfono cuando este
salía del Teatro Real tras asistir a una noche de ópera con su
mujer. Hay testigos que recuerdan esa escena y a un Prada lívido y
sin reaccionar por unos segundos, oyendo las palabras de la
presidenta. Otros se fueron un minuto antes, como Güemes. Era El
Niño para Esperanza, pero su carrera cayó en picado cuando se
inclinó por Rodrigo Rato en la batalla por la conquista de
Cajamadrid y no por Ignacio González, su fiel compañero de vida
política desde que se conocieron en el Ayuntamiento de Madrid, su
cerebro en la sombra, el malo de la película en el Gobierno de la
Comunidad. Y, finalmente, Francisco Granados, que tiene en su haber
el dudoso honor de haber sido destituido dos veces.
Granados cesa del Gobierno autónomo y más tarde del cargo de
secretario general del partido en Madrid. Y aunque la trayectoria de
Granados es larga, también a su alrededor aparece la sombra de
Rajoy. El primer cese parecía anunciado. Generalmente, Esperanza le
convocaba a cualquier reunión fuera de agenda por teléfono, a través
del móvil. Esta vez fue María José, la secretaria de la presidenta,
quien le convocaba. Aguirre no se anduvo por las ramas: “Creo que
eres la persona indicada para ser el portavoz de la Asamblea”, le
dijo. “Creo que no”, contestó Granados. “Sabes que eso significa que
te puedes quedar fuera del Gobierno”, respondió ella. “Eso significa
que ya estoy fuera”, sentenció él. Granados se quedó como secretario
general del PP de Madrid, pero no duró tampoco demasiado tiempo.
Minutos antes de un comité directivo en la sede de Génova, le llamó
a su despacho sin previo aviso: “Paco, he perdido la confianza en
ti”. Granados se quedó en blanco. Mientras se producía esa
conversación, una secretaria introducía un nuevo punto en el orden
del día del comité: “Nuevos nombramientos”.
Naturalmente, uno de los ceses que siguen siendo recordados por
su peculiaridad fue el de la exministra Elena Salgado cuando era
directora de la Fundación Teatro Lírico (y por extensión del Teatro
Real) recién nombrada Esperanza Aguirre como ministra de Educación y
Cultura: “Elena, siento decirte esto porque nuestros hijos van al
mismo colegio, pero el secretario de Estado me ha dicho que no
puedes seguir en el cargo ni un minuto más”. Implacable, con un
toque de distinción, fue Esperanza en aquel caso, que no tuvo
consecuencias (Salgado llegó a ser vicepresidenta del Gobierno) como
tantos otros (Lamela y Prada siguen con Rajoy mientras Granados
espera su oportunidad) porque el juego de la política está repleto
de segundas y terceras oportunidades.
Pero fuera de la política es otra cosa. Hay médicos del caso
Leganés a los que esa polémica cambió su vida profesional. O el
ejemplo de Coral Palomeras, según la hemeroteca el primer caso de
destitución provocado por Esperanza Aguirre. Ella, recién nombrada
concejal de Medio Ambiente de Madrid, mal asesorada pero ya
impetuosa, anunció a bombo y platillo que en Madrid no habría más
podas de árboles. Dicho y hecho. Pero, días después del anuncio, en
el parque del Retiro se procedió a podar tres plátanos, noticia que
motivó el cese inmediato de la responsable de Jardines Históricos
del Ayuntamiento de Madrid, Coral Palomera. Aquello sucedió en 1989
y hoy Coral está jubilada: “Aquello destruyó mi carrera profesional.
Fui dando tumbos en el Ayuntamiento por estar bajo sospecha”. Coral
tenía 43 años y recuerda: “Estaba enamorada de mi cargo y de mi
profesión, porque era una de las pocas ingenieras agrónomas que
había en España”. “En lo personal”, dice ahora, “no odio a Esperanza
Aguirre. Pero aquello fue muy doloroso. Ella tomó una postura
arrogante. Me he jubilado en un puesto en el que no tenía nada que
hacer”.
A la presidenta no le tiembla el pulso. Porque es en su manera de
ejercer el poder donde no solo ha desarrollado un estilo de hacer
política, sino también un liderazgo ideológico dentro de la derecha
española sobre el que, sin embargo, no existe una unanimidad a la
hora de calificarlo. ¿Es Aguirre fiel representante del liberalismo
español? ¿Está más próxima al thatcherismo? ¿O es un exponente del
nuevo neocapitalismo conservador refugiado en las tesis del Tea
Party? ¿Dónde se sitúa la presidenta? ¿Podría establecerse un
paralelo entre Aguirre y Merkel?
Sobre esas cuestiones hay disparidad de criterio entre los
propios columnistas del centro-derecha. Uno de los más acreditados
es el economista Pedro Schwartz, a quien se le considera el mentor
de Aguirre. En su artículo en la Tercera Página del diario Abc,
escrito tras el anuncio de dimisión y titulado Modelo de gobernantes
liberales, Schwartz reconoce que el ambiente intelectual donde se
movía Esperanza Aguirre en su juventud “no la predisponía hacia una
filosofía liberal”. Schwartz destaca dos momentos de transformación,
una visita a sus cuñados en la Embajada de España en la Rumanía de
Ceausescu durante el viaje de novios, y la lectura de The Economist
durante su preparación para opositar al cuerpo especial del
Ministerio de Información y Turismo. Esos dos hechos y unas lecturas
posteriores lanzaron a Esperanza Aguirre hacia el liberalismo, según
Schwartz.
Sin embargo, no es eso lo que los españoles piensan de ella, ni
siquiera sus partidarios, según los estudios sociológicos. El de
Aguirre es un tipo de liderazgo que no tiene parecido con el resto
de protagonistas de la clase política. Sus fieles la puntúan muy
alto y sus detractores muy bajo. La presidenta no admite el término
medio, aunque su puntuación termine en una cifra media. Lo más
curioso es que quienes se declaran votantes del PP no solo le dan
una puntuación elevada, sino que piensan que ella está más a la
derecha que ellos. Es decir, el votante del PP la sitúa en la
derecha del partido, una posición que no coincide con su posición
liberal. Aun así, detractores y partidarios destacan de ella su
sinceridad. De Esperanza Aguirre se elogia que dice lo que piensa.
Por eso cuando regresó de vacaciones, nadie estaba al tanto de
sus propósitos, máxime cuando su regreso no fue especialmente
tranquilo. En el comité del partido celebrado el lunes 3 de
septiembre, Aguirre protagonizó un duro pero versallesco debate en
torno a la libertad condicional del etarra Bolinaga, en abierta
discrepancia con el ministro del Interior. Aguirre llegó a
manifestar que la decisión no la entenderían los votantes del PP y
que, aunque está dentro de la legalidad, ella no adoptaría una
decisión semejante. Aquella fue una bomba para un Gobierno
acorralado por los mercados. Ese “yo no lo haría” lo repitió dos
días después tras una reunión del comité del PP de Madrid. La
presidenta había comenzado el curso con fuerza, marcando su
territorio como de costumbre. Nada hacía sospechar que estuviera
cerrando un capítulo importante de su carrera.
Nunca había estado tanto tiempo alejada de los focos que tanto le
gustan como durante este verano. Un mes sin focos. Para eso tiene en
su despacho un espejo profesional con luz para maquillarse, para
obtener un acabado de los que no fallan. Un espejo, por cierto,
junto a un capote firmado por Cayetano Rivera Ordóñez y una réplica
del modelo de helicóptero que se desplomó al suelo cuando viajaba
con Mariano Rajoy.
Sin embargo, el lunes 17 decidió mostrarse vulnerable, dejó
brotar sus lágrimas, que el rímel tiñera sus mejillas, que la voz se
le quebrara aun antes de pronunciar la palabra dimisión. Ninguno de
estos detalles escapa a la presidenta, que gestiona de forma muy
personal su imagen. De hecho, un exconsejero recordaba estos días
aquella famosa época en la que Aguirre, ministra de Educación,
parecía haberse convertido en una colaboradora del programa Caiga
quien caiga. “Quien piense que ella fue víctima de aquel programa
que la convirtió en un personaje popular, se equivoca. Recuerdo un
acto que acabábamos de terminar y en el que debíamos de irnos al
aeropuerto, a riesgo de perder el avión, y cómo ella nos dejó
tirados cuando llegó a sus oídos que en los alrededores estaban los
del programa. Fue ella la que los buscó y no al revés”.
Tras el verano, algo debió cambiar en el entorno de la
presidenta. Alguno de sus excolaboradores habla de un cansancio
político respecto de la gestión del Gobierno central. “Como es una
persona que se mueve por lealtades, nota que cada vez le cuesta más
ser leal con la política del Gobierno. Cada vez le resulta más
difícil seguir a Rajoy”. Flota la sensación a su alrededor de que
esperó la decisión afirmativa sobre el caso Eurovegas (donde nunca
se ha sentido suficientemente respaldada por el Gobierno) para dejar
el asunto resuelto y darle carpetazo a su mandato. También hay
versiones según las cuales es el caso Eurovegas el detonante de su
dimisión ante una posición encontrada con el Gobierno.
Subir los impuestos. Subir el IVA. Muchas decisiones del Gobierno
de Rajoy no son del agrado de la presidenta. Y muchas de sus
indecisiones. Una vez que fracasó su asalto al poder en el congreso
de Valencia (había incluso un eslogan preparado para ella, “Es PP”)
y que volvieran a chocar con el candidato a la presidencia de
Cajamadrid (Rajoy puso a Rato porque no quería a Ignacio González en
ese puesto), Aguirre se estaba convirtiendo en una amenaza de
corriente de opinión dentro del partido. Sus exégetas se apresuran a
glosar la herencia Aguirre en Madrid, donde no acaban de cuadrar las
grandes cifras de la Comunidad: parece que esa locomotora impetuosa
de los años de la burbuja se había gripado hace ya algún tiempo. El
clima social en Madrid se está volviendo irrespirable.
Aguirre no ha terminado de marcharse, pero acaba de abrir la
lucha por su sucesión. Aunque quiso controlarlo todo (un aspecto
poco liberal de su naturaleza, por cierto), desde Telemadrid hasta
Cajamadrid pasando por la Cámara de Comercio o cualquier institución
que se precie, no puede impedir que se desate la batalla por el
poder. Madrid ha sido el epicentro del caso Gürtell, que ha tocado a
consejeros suyos y alcaldes, además de algún alto cargo del PP
nacional. Madrid ha sido también escenario de casos de espionaje
político desconocidos en otros lugares, algunos de los cuales ha
implicado de una u otra forma a Ignacio González.
Madrid es ciudad con larga tradición de conspiraciones. No hay
partido y político ajeno a ellas. Y tampoco Esperanza Aguirre, que
llegó a la presidencia tras el Tamayazo, que obligó a repetir unas
elecciones que había perdido. Todavía hay quien recuerda ciertas
escenas en su despacho. Ella, tumbada en un sofá, tapada con una
manta para ocultar que se había bajado los pantis hasta la rodilla,
mientras planeaba la estrategia para una reunión con Rajoy. Ignacio
González hacia de Rajoy malo y Francisco Granados interpretaba a un
Rajoy bueno.
http://politica.elpais.com/politica/2012/09/21/actualidad/1348255442_988611.html
2.HUÉRFANOS SIN ESPERANZA
Esperanza Aguirre es de esos políticos que cuando se retiran
dejan muchos huérfanos que quedan desconsolados, desamparados y
despistados.
Durante años había engordado su entorno (político, mediático y
electoral), había hecho crecer el PP de Madrid hasta convertirlo en
la organización más potente de todo el partido y se había convertido
en el referente de la crítica a Mariano Rajoy. Por eso, la idea más
extendida entre los dirigentes populares es que su retirada supone,
paradójicamente, un grave problema para el presidente del Gobierno,
sobrado ya de frentes abiertos. La máxima de “enemigo (o adversario)
que huye, puente de plata” no es aplicable ahora a la expresidenta
de Madrid y a Rajoy, según argumentan en la sede de la calle de
Génova.
Uno de los símiles utilizados es el futbolístico: los defensas
prefieren hacer frente a un delantero clásico, referente en el
ataque del otro equipo, que a una oleada de centrocampistas que se
acercan al área de forma desordenada. Es decir, Rajoy y sus fieles
tenían localizado e identificado el foco de la heterodoxia del
partido, que ahora queda sin líder que les marque el camino. La
enorme maquinaria de poder en que Aguirre convirtió el PP de Madrid,
con casi 100.000 militantes, queda sin control, sin referente que
les guíe. Otros posibles focos de crítica interna tienen menos
fuerza o han quedado desactivados. Por ejemplo, Jaime Mayor Oreja,
acompañado siempre de gran aparato mediático y de cohorte de
hooligans fieles, ha quedado tan débil en el partido como que en el
PP vasco le han callado y frenado en seco en el caso Bolinaga. O
José María Aznar, al que le pesa más la responsabilidad y el
patriotismo de partido que el no disimulado desagrado a actuaciones
de Rajoy.
Dudas en la dirección nacional sobre la candidatura de Ignacio
González
“Corremos el riesgo de que Rosa Díez se convierta en el referente
de esa crítica”, asegura un dirigente del PP, que recuerda que
Aguirre cubría sectores como el de los partidarios de recortar el
Estado de las autonomías. Explican que Aguirre puede mantener una
cierta referencia crítica, porque, como le ocurrió en su momento a
José Bono en el PSOE, es de los que nunca terminan de irse. Es el de
los que se encuentran en el muy transitado camino que va del
liderazgo al papel de “mosca cojonera”, sin ataduras
institucionales. Solo le faltará una maquinaria de poder a su
servicio y, además, sus huérfanos podrán encontrar mientras quien
les cobije y dé calor. La marcha de Aguirre es también un problema
para Rajoy, porque le abre en canal el frente de Madrid. El PP
pierde el potente arrastre electoral de la expresidenta que, como
explica uno de sus fieles, “tiene un tirón que no tiene ningún otro
en el partido”. Según Metroscopia, Aguirre fijaba el apoyo al PP,
con una fidelidad de voto más alta que la media en toda España,
porque cubría varios sectores ideológicos.
Madrid es fundamental para el PP en las elecciones autonómicas de
2015, en vísperas de las siguientes generales y Rajoy necesita un
candidato con garantías en la comunidad. Además, en el PSOE se da
como seguro que la renuncia de Aguirre provoca la carambola de
torcer los planes de Tomás Gómez, hasta obligarle a renunciar a sus
aspiraciones en Ferraz, sin más remedio que volver a presentarse en
Madrid. La incertidumbre para el PP es aún mayor porque en el
Ayuntamiento de Madrid la teórica candidata será Ana Botella y es
aún una incógnita como cabeza de lista.
El candidato natural, a día de hoy, es Ignacio González, próximo
presidente de la Comunidad, pero las apuestas en la sede de Génova
no le son favorables. Primero porque queda mucho tiempo y es
imprevisible cómo será su gestión, con un perfil completamente
distinto al de Aguirre. También porque, como brazo ejecutor de la
presidenta madrileña, tiene cadáveres en el partido, lo que hace que
algunos piensen que debía hacer como Manuel Cobo, su equivalente en
el entorno de Alberto Ruiz-Gallardón, y retirarse con ella. “Lo
bueno se le atribuía a Esperanza y lo malo a Nacho”, asegura un
veterano dirigente que admite la eficacia de González como número
dos ejecutor y con instinto (político) asesino, pero duda de que
pueda ser un líder. Aguirre había conseguido imponer su disciplina
en el PP de Madrid y no le tembló el pulso cuando tuvo que cortar la
cabeza de Francisco Granados o las de los implicados en Gürtel. Sin
un liderazgo fuerte como el de ella esa disciplina será más difusa.
En principio, lo que se espera de Ignacio González es una gestión
continuista y de homenaje a su mentora, pero la historia está llena
de procesos de sucesión en los que el delfín se siente obligado a
poner distancia de quien le nombra. La lista de ejemplos en España
de “asesinatos del padre”, aunque el sucesor sea a priori el más
fiel al sucedido, es interminable: Eduardo Zaplana y Francisco
Camps; José Bono y José María Barrera; José Luis Rodríguez Zapatero
y Alfredo Pérez Rubalcaba; José María Aznar y Mariano Rajoy... Todos
ellos, con matices y diferente graduación, se han sentido en la
obligación de borrar las huellas de su mentor. Si se cumple esa
norma, a Rajoy se le habría abierto otro frente.
Sería un proceso de sucesión cruenta, de los clásicos que nadie
ha explicado mejor que Carlos Fuentes en La silla del águila: “Si
escoge al que más le debe a usted, puede tener la seguridad de que
lo traicionará para demostrar que no depende de usted. Es decir: el
que más le deba será el que más obligado se sienta a demostrar su
independencia. En otras palabras, su deslealtad. El canibalismo
político se practica en todas partes (…) El acto propiciatorio del
nuevo presidente es matar al predecesor”.
http://politica.elpais.com/politica/2012/09/22/actualidad/1348337110_725913.html
3. LA PRIMERA DECISIÓN DE GONZÁLEZ: CONCEDER LA MEDALLA DE ORO A
AGUIRRE
No era la primera vez que Ignacio González presidía la reunión
semanal del Consejo de Gobierno. Pero la de este jueves no fue como
las de antes. Fue especial. Distinta. El inicio de una nueva era,
después de que el lunes dimitiera Esperanza Aguirre como presidenta
de la Comunidad. “No es la primera vez que he presidido el Consejo,
ha habido otros en que lo he hecho y hay que destacar la normalidad.
Pero esta sensación de provisionalidad si Dios quiere terminará la
semana que viene… La sensación, el hecho de que Esperanza ya no esté
en el día a día es de tristeza, de una cierta orfandad, pero también
estoy satisfecho por el hecho de que la presidenta haya decidido lo
que ha considerado lo mejor para ella y para todos. Respeto su
decisión y le deseo lo mejor”, ha expresado el presidente en
funciones, a la espera de su ratificación la semana que viene.
En un gesto hacia la dirigente popular y mentora de los cinco
consejeros y tres consejeras del Ejecutivo, la primera medida del
Consejo de Gobierno ha sido conceder la medalla de oro de la
Comunidad —la máxima distinción regional— a Esperanza Aguirre “por
los méritos que todos comprendemos: trabajar por los madrileños y
españoles”.
La medalla que Aguirre no quiso (en 2008)
El PP reformó el 9 de junio de 2008 la normativa que regula el
régimen de concesión de condecoraciones de la Asamblea solo para que
Aguirre no se quedara sin su medalla de oro tres días después. El 12
de junio se celebraba un pleno extraordinario, con motivo del 25º
aniversario del Parlamento autonómico, para entregar el distintivo a
los exjefes del Gobirno regional —Joaquín Leguina (PSOE) y Alberto
Ruiz-Gallardón (PP)—, los seis anteriores presidentes de la Asamblea
y los ponentes del Estatuto de Autonomía.
Para poder incluir en el homenaje a su jefa de filas, los
populares modificaron el acuerdo que establece el régimen de
concesión de las medallas. Hasta aquel momento, solo recibían la
condecoración quienes habían finalizado su mandato, en
reconocimiento a los servicios prestados. Aguirre iba, por entonces,
por el primer año de su segundo mandato. Sin embargo, pocos minutos
de que comenzara la ceremonia, Aguirre renunció a la condecoración y
pidió que la entrega no se efectúe "hasta que no finalice su
mandato". Es decir, ahora.
“Hay que mirar adelante, pero no tengan ninguna duda de que
espero seguir hablando con mucha frecuencia con Esperanza, llevo
trabajando con ella más de 20 años y no voy a renunciar a su
experiencia, consejos y conocimientos”, ha enfatizado González con
un punto de emoción en la voz. “Se ha tomado unos días de
vacaciones, pero hablo con ella todos los días… Es una gran
aficionada al móvil”, ha añadido González en una comparecencia
distendida en la que un amigo, ferviente de izquierdas, le ha
estampado dos besos a su llegada. Una muestra de cariño que, según
la versión del hasta el lunes vicepresidente, también ha recibido
desde el Partido Popular. "No recuerdo quién me llamó primero,
recuerdo como 500 mensajes en el móvil pero no sé decir. No he
echado en falta ninguna llamada. Desde el primer momento la inmensa
mayoría de mis compañeros me han expresado su respaldo y se lo
agradezco de corazón”.
Sobre la polémica montada por quién sucederá a Aguirre en la
presidencia regional del partido González ha recurrido al mensaje de
los últimos días: “Cuando llegó aquí Esperanza no tenía la
presidencia del partido, y desde entonces lo fue y lo sigue siendo.
Esa es la situación, y mientras lo siga siendo no se plantea”. En la
era preAguirre, Pío García Escudero mandaba en el partido y Alberto
Ruiz Gallardón en la Comunidad. Aguirre cambió esa tendencia —al
igual que otros barones regionales— y en el último año allanó el
camino de González dentro del PP limpiándolo de los enemigos
internos de González —y ella misma— como Francisco Granados.
El punto álgido ocurrió en el congreso del pasado abril, en el
que González fue nombrado por unanimidad secretario general del PP
de Madrid. Si finalmente logra acaparar el poder máximo —habrá que
ver si los marianistas mueven ficha—, quien suena como siguiente
secretario general es Borja Sarasola.
Así se despidió Esperanza Aguirre
“Respeto mucho la posición que quieran adoptar los grupos de la
oposición. Trataré de exponerles mi proyecto y punto de vista para
los próximos años. Formo parte de un proyecto que se inició en 2003,
participo de mismos principios y valores que ha representado de
manera extraordinaria Esperanza Aguirre. Con las diferencias en los
enfoques personales que se puedan hacer, las grandes líneas van a
seguir así”, ha respondido ante el anuncio de PSM, IU y UPyD de
votar en contra de su investidura si continúa con el “mismo proyecto
continuista”. “Voy a pedirles su colaboración, la de todos, porque
se pueden obtener más fáciles soluciones”, ha tendido puentes.
Otras de las medidas aprobadas han sido destinar 45 millones de
euros a la extinción y prevención de incendios forestales. “Consiste
en la contratación de todas las brigadas que preparan nuestros
montes para evitar que se produzcan incendios”, ha matizado
González, que también ha apuntado que el Gobierno está reservando
suelo en Campo Real “para un posible segundo aeropuerto en la
región”.
Mientras Aguirre se relajaba en Ibiza con unas amigas —voló el
miércoles con Ryanair, como una turista más— tres días después de
sorprender a todo el mundo, incluida Génova, con su dimisión
inmediata como presidenta de la Comunidad, González daba sus
primeros pasos a los mandos del Ejecutivo. Presidiendo la mesa. Con
los integrantes del Gobierno, embarcados en un proceso de promoción
que se resolverá la semana que viene, sin perder detalle.
González no ha desvelado los cambios que barrunta en una
remodelación del Gobierno que se da por segura. Las dudas son
conocer si habrá cambios cosméticos o de un carácter más profundo.
“Cada cosa a su tiempo, primero el debate de investidura, luego
tomar posesión y después ya formar el Gobierno. Muchos compañeros
forman parte, como yo, de este Ejecutivo desde hace años… Todo el
mundo es indispensable para llevarlo adelante, y todos cuentan”.
González ha venido a descartar la hipotética fusión de más
consejerías: “No tengo configurado el Gobierno, pero el número de
consejerías lo hemos ajustado notablemente en los últimos años y
creo que ya es suficiente”.
La apuesta independentista del presidente de la Generalitat,
Artur Mas, ha sido muy criticada por González. “No es admisible bajo
ningún concepto querer cambiar un cromo que sea independencia por
dinero. Mariano Rajoy lo ha dejado muy claro. No se pueden hacer
planteamientos que rompen el marco constitucional vigente, y si
alguien no lo quiere respetar, que lo diga claramente. No es
admisible ni planteable en época de crisis o bonanza romper la
Constitución. Me parece razonable que alguien quiera plantear una
financiación, como Madrid. Es legítimo plantearlo, pero se debe
resolver en los órganos comunes”, ha observado. Respecto a la
revisión del sistema de financiación autonómica que viene reclamando
Madrid —en 2013 percibirá 992 millones menos del Estado—, González
ha indicado que “siguen” las conversaciones con Hacienda. “Espero
que podamos concluirlas en los próximos días, cuanto antes, para
tener claro el marco para el año que viene”.
También ha tenido su tiempo uno de los clásicos del último año:
Eurovegas. González ha negado que peligre el proyecto con Aguirre
fuera de la partida. ”No, no, los representantes de Las Vegas Sands
del señor Sheldon Adelson han hecho llevar su voluntad de seguir
adelante con el proyecto y yo les he trasladado que es un proyecto
importantísimo para nosotros. Cuando pase el debate, la investidura
y la posesión del cargo tengo prevista una reunión con los
representantes de Eurovegas”, ha querido zanjar cualquier duda sobre
la operación.
El presidente en funciones ha aprovechado la ocasión para dejar
claras sus inclinaciones futbolísticas: “Yo soy del Real Madrid de
toda la vida, desde pequeñito, lo que no quita que sea antinada,
cuando por ejemplo tengo a todo el sector femenino de mi familia del
Atleti. ¡Son hooligans! A partir de ahí, soy de todos los equipos de
la Comunidad. El Rayo lleva muchísimos años defendiendo, con muchas
dificultades, el fútbol base de nuestra región. Y el Getafe hace
también una extraordinaria labor. Es un lujo para Madrid tener
cuatro equipos en Primera División. Les deseo a todos el mayor de
los éxitos”.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/09/20/madrid/1348144119_681350.html
4. UN DIRECTIVO DE TELEMADRID GRABA UN VÍDEO QUE AGRADECE LA GESTIÓN
DE AGUIRRE
Las imágenes atribuyen a Aguirre la eliminación del impuesto de
patrimonio y la creación de 250.000 empleos por Eurovegas
El periodista Álvaro Santos, coordinador de Informativos
Multimedia y responsable de redes sociales de Telemadrid, ha grabado
un vídeo, titulado Gracias Esperanza, en el que diversos ciudadanos
agradecen a Esperanza Aguirre su gestión al frente de la Comunidad
de Madrid.
Las imágenes, difundidas en Youtube y por twitter, llevan
sobreimpresas algunos de los logros supuestamente conseguidos por la
presidenta en sus tres legislaturas al frente del Gobierno autónomo.
Cita la red de colegios bilingües, la libre elección de médico y
especialista, medidas tomadas por la presidenta madrileña, pero
también incluye la eliminación del impuesto de Patrimonio. Este
tributo, de competencia estatal, lo retiró en 2008 el Gobierno de
José Luis Rodríguez Zapatero -fue una promesa electoral- pues es una
competencia estatal y, antes de perder las elecciones de 2011, se
recuperó, pero solo para las rentas más altas.
El vídeo también incluye en los agradecimientos que Madrid tenga
"la mejor red de servicios sociales" y el proyecto de Eurovegas y da
por hecho que conllevará la creación de 250.000 empleos en Madrid.
http://politica.elpais.com/politica/2012/09/19/actualidad/1348057842_792783.html
5. EL CÍRCULO MÁS ÍNTIMO
Aguirre confió sus intenciones de dimitir a González, a su jefe
de gabinete y a la directora general de Medios tras meditarlo con su
familia en las vacaciones
“¡Qué sorpresa, si al final no ha habido filtraciones ni nada!”.
Esperanza Aguirre abandonó la sala donde el Gobierno regional
celebra habitualmente sus comparecencias bañada en lágrimas pero
cruzando también alguna que otra sonrisa, como si fuera una niña
traviesa, con la directora general de Medios. Isabel Gallego, a la
que algunos de los socialistas madrileños de más peso definen, en
una mezcla de admiración e irritación, como “la tercera persona con
más poder de la Comunidad”, solo por detrás de Aguirre —hasta el
lunes— y de González, se había salido con la suya. El plan había
funcionado. La lideresa, su lideresa, se había despedido llevando
una vez más la iniciativa. “Ha dimitido cuando ha querido y como ha
querido”, resumían con orgullo en el Ejecutivo.
Un Ejecutivo compuesto por docenas de cargos de fidelidad
contrastada que no fueron avisados de las intenciones de Aguirre.
“Entonces quizás no hubiera sido una sorpresa, a alguien se le
podría haber escapado... O directamente lo habría filtrado”, estiman
en el Gobierno regional.
Un grupo selecto y diminuto, formado por tres personas aparte de
la propia Aguirre, gestionó la despedida: el jefe de gabinete de
Aguirre, Regino García-Badell, con el que compartió destino desde
sus tiempos como ministra de Educación; González, su delfín; y
Gallego, la directora de Medios de la mandataria desde 2003
(González la recomendó tras coincidir con ella, durante su etapa de
plumilla en Abc, como secretario de Estado-delegado del Gobierno
para la Extranjería y la Inmigración). Nadie más lo sabía. Ni
siquiera los otros cuatro consejeros y tres consejeras del
Ejecutivo. Todos, cuando recibieron el aviso pasadas las 13.00, con
menos de una hora sobre la hora H —los medios fueron convocados a la
Casa de Correos de Sol a las 13.08 a través de SMS y correos
electrónicos—, pensaron que tocaba cambio de Gobierno. Pero no de
tales proporciones. A lo más, daban por hecho que caería un
consejero. La jugada le salió tan redonda a Aguirre que Ana Isabel
Mariño, responsable de Medio Ambiente, y Javier Fernández-Lasquetty,
de Sanidad, llegaron a la sede del Gobierno cuando la dirigente ya
había concluido su intervención.
Fue el acto final a casi 30 años en política y nueve años como
presidenta de los madrileños. Aguirre había amagado con dejarlo
antes de las elecciones autonómicas y municipales de 2011, pero al
final se presentó y, pese a los efectos de la crisis, dobló en votos
y escaños al PSM. Hasta que el par de semanas de vacaciones que se
tomó en agosto con su familia la animó de una vez por todas a
marcharse. “He cruzado el Rubicón, y no hay vuelta atrás”.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/09/19/madrid/1348010786_521891.html
6. GONZÁLEZ SOPESA MANTENER A FIGAR DE CONSEJERA Y ENLACE CON GÉNOVA
El presidente de la Comunidad ‘in pectore’ diseña la composición
de su equipo con la intención de “no pisar callos” en la dirección
nacional del PP
Ignacio González ha pasado 25 años a la vera de uno de los
mayores animales políticos del panorama nacional reciente. Durante
más de dos décadas, Esperanza Aguirre fue su mentora. En un largo
peregrinaje, haciendo en muchas ocasiones del poli malo de la
expresidenta de la Comunidad, González absorbió y compartió sus
principios neoliberales. Encargándose de los asuntos internos del
Gobierno y de las tareas más ingratas. Manteniéndose siempre a su
lado. Unas veces a la sombra y, ya desde 2003, desde la primera
legislatura de Aguirre a los mandos de Madrid, acaparando la
atención de los focos que dejaba libres la lideresa en su posición
como portavoz del Ejecutivo autonómico. Pero pese a su relación tan
estrecha, a los vínculos afectivos e ideológicos, Aguirre nunca tuvo
a González en sus brazos. A Lucía Figar, sí.
Amiga de la familia —la consejera de Educación y Empleo es hija
del constructor Arturo Figar Velasco, accionista mayoritario de
Obras Subterráneas S. A, y nieta por parte materna de Gonzalo de
Lacalle Leloup, abogado del Estado—, Aguirre la vio dar sus primeros
pasos. Quemar etapas, de la niñez a la adolescencia. Ingresar, con
apenas 23 años, en el equipo del entonces presidente del Gobierno,
José María Aznar —el único líder del PP al que Aguirre respetaba sin
tapujos: “Solo Aznar me impone y da miedo”, dijo—, como asesora en
el Departamento de Asuntos Institucionales de su Gabinete. Haciendo
piña con Alejandro Agag, el marido de Ana Aznar Botella. Llamando la
atención por su trayectoria: Figar accedió en 2003, con solo 28
años, a la Secretaría General de Asuntos Sociales en el Ministerio
de Trabajo y Asuntos Sociales.
Dos años más tarde, Aguirre, que ya le tenía echado el ojo, la
fichó en 2005 para la arena de la política madrileña como
responsable de la Agencia para la Inmigración de la Comunidad,
recién creada y con rango de consejería. De acuerdo con los golpes
de efecto con los que sorprendía al personal y provocaba el enfado
de la oposición, Aguirre reveló el nombramiento de Figar durante el
debate del estado de la región. Tras esconder a la joven promesa en
un despacho, lejos de las miradas indiscretas.
Dos legislaturas y media después Figar, una de las preferidas de
la ya expresidenta, se terminó convirtiendo en una rival muy a tener
en cuenta para González, sin padrinos de tanto peso en la cúspide de
Génova. En el mismísimo sancta santórum del Partido Popular.
Consciente de los hilos que maneja Figar —descubierta en su día para
la política por Eduardo Zaplana, exministro de Aznar, y casada con
Carlos Aragonés, reconocido fontanero aznarista—, el presidente en
funciones de la Comunidad ya anda configurando los integrantes de su
futuro Gobierno buscando la manera de no provocar más recelos en su
partido. “En definitiva, no pisar callos”, exponen en el PP.
Mantener a Figar como consejera contribuiría a una transición sin
más turbulencias de las ya existentes. La estrella que pareció que
iba a convertirse finalmente en la elegida perdió gran parte de sus
opciones el año pasado. Por estas fechas. Su gestión de las
protestas que hace un año sacaron a miles de profesores en lo que se
dio a conocer como la marea verde le pasó factura. La no renovación
de más de 3.000 profesores interinos debido al aumento del horario
lectivo del resto del profesorado de secundaria en dos horas —según
Figar permitiría ahorrar 80 millones de euros— fue el origen de una
bronca que al Ejecutivo se le fue de las manos.
El que cada vez gana más enteros para ascender en el Gobierno de
Madrid es Salvador Victoria. El consejero de Asuntos Sociales guarda
una relación excelente con González. Por algo fue su viceconsejero
en la cartera de Vicepresidencia —y secretario del Consejo de
Gobierno—, hasta que en 2011 fue premiado con una consejería. “Lo
más lógico y razonable es que quien mejor conoce en un momento tan
difícil la Comunidad asuma las riendas”, dijo, en un claro alegato a
favor de González, por la mañana en la cadena Ser. La recompensa a
su fidelidad podría ser la cartera de Presidencia y Justicia... O
sustituir a González como vicepresidente. Y ser formalmente el
número dos del delfín que aspira a ser el rey de Madrid.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/09/19/madrid/1348010474_816482.html
7. FUTUROS PARA UNA EXPRESIDENTA
Aguirre, que ha pedido reincorporarse como funcionaria, dispone
de un puesto vitalicio en el Consejo Consultivo por el que cobraría
casi como de presidenta
Esperanza Aguirre ya no es presidenta de la Comunidad de Madrid
ni siquiera formalmente. Ayer, tras el anuncio del lunes que dejó
boquiabiertos incluso a algunos de sus colaboradores más cercanos,
presentó su carta de dimisión en la Asamblea de Madrid para que su
“renuncia se haga formalmente efectiva”. Y se conoció cuál podría
ser su futuro inmediato: la reincorporación a su puesto de
funcionaria de Turismo del Estado, un cuerpo de trabajadores al que
su Gobierno empezó a recortar prestaciones mucho antes de que se lo
planteara Mariano Rajoy. Pero, si cambia de opinión, tiene otros
destinos posibles.
Por haber ejercido de presidenta de regional durante dos
legislaturas y media, Aguirre tiene derecho a un puesto vitalicio en
el Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid, con una retribución
que apenas difiere de la actual.
Fiel a su desparpajo, la expresidenta Aguirre llegó a decir que
no sabía ni lo que cobraba, tras las distintas reducciones que
aplicó a altos cargos al tiempo que recortaba las nóminas de los
trabajadores. El sueldo asciende a 89.243 euros anuales de
retribución básica, según los presupuestos de 2012. Y un consejero
permanente del Consultivo, que es un puesto reservado exclusivamente
a los expresidentes del Gobierno regional, percibe la misma cantidad
que un consejero del Ejecutivo: 87.440 euros anuales, apenas 2.000
euros menos.
La expresidenta puede optar a esa retribución y a ese puesto,
pero con restricciones. El Consejo Consultivo es el órgano que emite
dictámenes —a veces vinculantes y otras no— sobre normativas o
convenios a petición del Gobierno regional. Una silla en ese
organismo es incompatible con un trabajo en la Administración
pública. Si Esperanza Aguirre se reincorpora al puesto de
funcionaria que dejó aparcado hace 30 años al iniciar su carrera
política, perdería temporalmente el derecho al puesto de consejera,
al que se puede incorporar “en cualquier momento”, según la Ley
Reguladora del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid,
aprobada en 2007.
La expresidenta es funcionaria del Estado del Cuerpo de Técnicos
de Información y Turismo. El ministro de Industria, Energía y
Turismo, José Manuel Soria, anunció ayer en una entrevista en RNE
que tiene intención de volver a su puesto. “Me dijo que se ponía a
mi disposición y le dije que era todo un lujo del que no podemos
prescindir”, señaló Soria.
Su remuneración mensual como funcionaria dependerá de los
distintos complementos que perciba y del lugar exacto que ocupe en
el organigrama. Lo que sí ha acumulado en todos estos años de
carrera política son los trienios por antigüedad. El Estatuto Básico
del Empleado Público recoge la situación de “servicios especiales”
cuando un funcionario ocupa un cargo público. Durante ese tiempo,
“se le computará a efectos de ascensos, reconocimiento de trienios,
promoción interna y derechos en el régimen de Seguridad Social que
les sea de aplicación”, dice la normativa.
Si se reincorpora a la función pública, experimentará en carne
propia algunos de los recortes que ella avanzó para los funcionarios
y empleados públicos regionales y que el presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy, aprobó para todos los trabajadores del sector público
el pasado julio. Aguirre no tendrá paga extraordinaria de Navidad
este año. El Ejecutivo de Rajoy redujo también los moscosos, los
días de libre disposición y los derechos por incapacidad temporal,
el dinero que se percibe durante una baja laboral.
Solo uno de los tres expresidentes regionales, Joaquín Leguina,
es miembro del Consejo Consultivo en la actualidad, según consta en
la web del organismo. El antecesor de Aguirre, su enemigo y
compañero de partido Alberto Ruiz Gallardón, no entró en el Consejo
Consultivo. Se marchó de la Comunidad para convertirse en el alcalde
de Madrid y de ahí dio el salto en esta legislatura como ministro de
Justicia del Ejecutivo de Rajoy.
El sillón de consultor en el Consultivo es incompatible con
cualquier cargo o empleo en la Administración pública, “salvo los de
carácter docente”, según la normativa citada, que también especifica
que ambos pueden incorporarse “en cualquier momento” con un
requisito: “previa declaración de no estar incursos en causa de
incompatibilidad”. Sus trayectorias paralelas son un fiel ejemplo de
las vueltas que da la vida. Quizá algún día, ambos se sienten en la
misma mesa para dictaminar sobre las leyes y decisiones de un futuro
presidente (o presidenta) regional.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/09/18/madrid/1348000818_854830.html
8. UN HEREDERO TODOPODEROSO BAJO SOSPECHA
Aguirre lega la presidencia a Ignacio González por los servicios
prestados durante 25 años
En la accidentada carrera por la sucesión, siempre empujó para
caer de pie. Ignacio González González (Madrid, 1960) se licenció en
Derecho por la Universidad Autónoma, ganó una plaza por oposición en
el Ayuntamiento de Madrid como técnico superior a los 24 años y casi
desde entonces se dedica en exclusiva a Esperanza Aguirre, su “jefa”
de siempre.
Lleva González media vida a la sombra de la líder del PP y en
este tiempo ha conseguido ser la mano derecha y la izquierda de la
presidenta; el rostro antipático del poder madrileño frente a la
dirección nacional del partido y el tentetieso al que sacudían desde
Génova 13 para desprestigiar a Aguirre. Nunca lograron derribarle
del todo porque su contrapeso era Esperanza. Ahora le toca volar
solo.
Tras los múltiples servicios prestados, Aguirre lega su puesto a
González por casi tres años (hasta mayo de 2015, fecha de las
próximas elecciones autonómicas), un regalo político mayúsculo para
curar pasadas decepciones y pagar algunas deudas pendientes.
González se sabe el trabajo de memoria, lleva ejerciéndolo desde
noviembre de 2003, cuando Aguirre ganó a la segunda intentona la
presidencia autonómica. “En el Gobierno de la Comunidad de Madrid no
se mueve un papel ni se aprueba un gasto importante sin permiso de
Ignacio González. En el partido, quita y pone alcaldes, decide
listas y mueve a su antojo a los ejecutivos. Siempre ha sido así,
hasta cuando no era secretario general del PP”, coinciden cargos y
ex altos cargos autonómicos.
Su control es tan estricto que llegó a imponer un sistema de
comunicaciones casi clandestinas entre los consejeros a través de
teléfonos prepago que caducaban a los 15 días, según algunos
usuarios del peculiar procedimiento. Vive González obsesionado por
saber quién encargó a una agencia de detectives que le siguiera
durante un viaje que hizo a Cartagena de Indias (Colombia) y
arremete con demandas judiciales contra cualquier periodista que
difunda informaciones donde se ponga en duda su honorabilidad. Antes
creía que un constructor despechado pudo pagar a los detectives,
ahora sospecha que los espías andaban muy cerca de su despacho.
En el juego de las amenazas, cuenta un exconsejero, Ignacio
González es un “tahúr casi invencible”. Cuando desde la dirección
nacional del PP, a través de su extesorero Álvaro Lapuerta,
insinuaron prácticas de espionaje por parte del Gobierno de
Esperanza Aguirre y se abrieron investigaciones internas para
depurar responsabilidades, González respondió con una jugada cargada
de riesgos, según explicaron a este periódico dirigentes del PP
conocedores de la maniobra. González difundió informaciones que
implicaban a dirigentes nacionales del PP en supuestas presiones
para que la Comunidad de Madrid adjudicase varios contratos a
empresas que simpatizaban con el PP o eran propiedad de cargos del
partido. En Génova entendieron el mensaje, cerraron la investigación
interna y olvidaron el caso. González ganó esa partida.
En aquel caso del espionaje político a Manuel Cobo y Alfredo
Prada, adversarios de Aguirre dentro del PP, cargos del Gobierno
regional apuntaron a González como autor intelectual del ilegal
enredo, pagado con fondos públicos de la Comunidad de Madrid y
ejecutado, según las pruebas periciales que obran en el sumario, por
asesores de la consejería de Interior que cobraban sueldos muy
elevados.
Pero el defenestrado fue Francisco Granados, que fichó a los tres
ex guardias civiles que supuestamente espiaron. En solo unos meses,
Granados dejó de ser consejero de Interior y secretario general del
PP para diluirse, como otros, en el anonimato de un escaño en el
Senado.
En el campo de batalla de las conspiraciones internas y de las
luchas domésticas por el poder, Ignacio González es el más temido,
el más odiado y el más poderoso de cuantos han revoloteado alrededor
de Aguirre. Nadie ha tenido tanta confianza con la presidenta ni
influencia sobre las decisiones que tomaba.
Sin preparación financiera suficiente para dirigir un banco,
González aspiró en 2010 a la presidencia de Caja Madrid, trabó
pactos con otras fuerzas políticas para tumbar a Miguel Blesa y
asegurarse su elección para un puesto que le iba a permitir
multiplicar su sueldo por 25.
Aguirre, partidaria acérrima en teoría de la “despolitización de
las cajas”, apoyó con entusiasmo aquella operación política para
poner a su leal escudero al frente de la cuarta entidad financiera
del país, pero a última hora se rindió a Rodrigo Rato, el favorito
de Rajoy, para evitar una crisis mayor en su partido.
Ignacio González se quedó compuesto, desganado y sin el goloso
cargo al que aspiraba y para el que trabajó. En aquel momento, el
sólido matrimonio político que formaba con la presidenta se descosió
sin llegar a romperse.
Dos años antes, González se había partido la cara por Aguirre
mirando a los ojos de Rajoy. En pleno proceso precongresual, tras la
dolorosa derrota del PP en 2008, Ignacio González acudió a la
Ejecutiva con su discurso escrito: “No debemos caer en el
oportunismo cortoplacista y acomplejado, o en pensar que hay que
parecernos a nuestros adversarios, ser su segunda marca en los
planteamientos ideológicos o tener complejos de falsa progresía”.
Desde entonces, el todopoderoso vicepresidente de la Comunidad de
Madrid se convirtió en un apestado en la séptima planta de Génova
13. Rajoy lo sacó de la Ejecutiva tras ganar el Congreso de
Valencia, en la primavera de 2008, y no le devolvió el puesto hasta
febrero pasado, cuando ya era inocuo para su inmenso poder.
González será más que probablemente dentro de dos semanas el
cuarto presidente de la Comunidad de Madrid, el único que llega al
puesto sin ganar unas elecciones. Será un presidente bajo sospecha y
pendiente de los juzgados. En uno de ellos se dilucida quién le
espió y por qué; en otro se investiga quién ordenó espiar desde el
Gobierno de la Comunidad de Madrid a adversarios de Aguirre dentro
del PP; en otro se decide si hay condena para el periodista que
difundió el vídeo que demostraba el espionaje del que fue víctima.
El ático de lujo del que disfruta los fines de semana en Marbella
(Málaga) también sigue bajo sospecha. Está a nombre de una empresa
especializada en ocultar la identidad de sus verdaderos dueños para
facilitar fraudes fiscales y González paga a esa firma sospechosa
2.000 euros al mes desde hace cuatro años. La investigación del
sospechoso ático acabó con dos cargos policiales destituidos (uno de
ellos un comisario general). Los contrapesos de González siguen
siendo poderosos.
http://politica.elpais.com/politica/2012/09/17/actualidad/1347915862_419976.html
9. “HE TENIDO UNAS CONVERSACIONES MUY ENTRAÑABLES CON RAJOY Y
COSPEDAL”
"Tengo el apoyo de la dirección del partido y de mis compañeros",
asegura el sucesor de Aguirre
Ignacio González (Madrid, 51 años) se ganó la confianza de
Esperanza Aguirre tras un largo periplo de 25 años en los que
siempre se mantuvo a su lado. Después de estar a prueba durante más
de dos décadas, el presidente en funciones de la Comunidad y
secretario general del PP regional busca consolidar su posición en
Madrid y en el seno del partido, donde provoca sentimientos
encontrados. No lo tendrá fácil. O, mejor dicho, no se lo pondrán.
Pregunta. ¿Hasta qué punto tiene amarrado ser el sucesor de
Esperanza Aguirre al frente de la Comunidad de Madrid?
Respuesta. Yo no tengo que amarrar nada, tengo el apoyo de la
dirección del partido y de mis compañeros, a los que estoy
profundamente agradecido. Asomo esta responsabilidad contando con su
apoyo.
P. ¿Se ve como el candidato de su partido en las elecciones
autonómicas de 2015?
R. No pienso ahora en eso, solo en que soy presidente en
funciones y vamos a hacer el proceso de investidura y vamos a formar
el Gobierno. La prioridad es hacer frente a la difícil situación que
tiene nuestro país. Aunque la Comunidad de Madrid tiene mejores
condiciones que otras, tenemos que contribuir a salir de la crisis
cuanto antes y a seguir con la senda de prosperidad, progreso y
bienestar que conseguimos en los últimos años.
Aguirre no me ha designado sucesor porque no le corresponde
P. ¿De veras se siente arropado por La Moncloa y por Génova? ¿Qué
le han dicho el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y María
Dolores de Cospedal en su calidad de secretaria general del PP
nacional?
R. Los dos me han transmitido su apoyo y confianza…
P. ¿Tanto Rajoy como Cospedal?
R. Sí, los dos, y yo se la agradezco de todo corazón. He tenido
unas conversaciones muy entrañables, amables y extraordinarias.
P. El portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, ha
subrayado que usted solo es por ahora el presidente en funciones de
la Comunidad de Madrid y que corresponde a la Asamblea de Madrid y
al PP, tanto regional como nacional, elegir “al nuevo presidente o
presidenta” de la región. “Yo no sé si Aguirre ha designado
sucesor”, ha llegado a decir.
R. Vamos a ver, evidentemente, yo soy ahora presidente en
funciones. Y Aguirre no me ha designado sucesor porque no le
corresponde hacerlo. Otra cosa es que haya tenido unas palabras muy
cariñosas hacia mi persona y mi valía de que pueda responsabilizarme
de la gestión de esta comunidad, cosa que le agradezco. Dicho esto,
es verdad que lógicamente le corresponde al partido y al grupo
parlamentario proponer y apoyar al candidato. Y eso es lo que se ha
producido.
P. Ana Botella se ha mostrado partidaria por la celebración de un
Congreso para elegir al nuevo presidente del PP de Madrid. Usted fue
nombrado en el congreso del PP madrileño de abril secretario general
a propuesta de la propia Aguirre, que en su despedida dejó claro que
se mantendrá de momento como presidenta del PP regional y que lo
dejará cuando estime oportuno.
R. En relación con el partido la situación está clara: Esperanza
Aguirre sigue siendo la presidenta, todo sigue igual. Ella ha
expresado su de seo de que no haya bicefalia, así lo ha sugerido, y
en algún momento tendrá la intención de dejarlo. En el momento en
que eso se pueda producir, el partido se podrá en marcha según
prevean los estatutos. Y será el partido quien determine el nuevo
presidente, haya o no otra alternativa. Los órganos del partido se
pronunciarán como corresponde. Pero insisto: hoy por hoy Aguirre
sigue siendo la presidenta.
Quiero que Madrid marque el camino contra la crisis como se ha
hecho en estos años.
P. La normativa les da tres semanas de plazo máximo para investir
al nuevo presidente, una vez registrada la dimisión en la Asamblea
de Madrid. ¿Por qué van a celebrar finalmente el debate de
investidura y la toma de posesión la semana que viene? ¿Las prisas
se deben únicamente a la proximidad de la conferencia de presidentes
autonómicos del 2 de octubre?
R. No se está acelerando ningún trámite, hay unos plazos máximos,
pero no unos plazos mínimos. Lo que procede es que este proceso se
haga cuanto antes, dentro del respeto a los plazos, para terminar
cuanto antes con la situación de interinidad o de transición como la
que tenemos.
P. ¿Pretende efectuar muchos cambios entre los consejeros o es
partidario de una transición más suave y hacerlas más adelante?
R. No he pensado todavía nada con relación al Gobierno, lo haré
cuando toque. Ahora lo que toca es el trámite de la investidura, y
en eso estamos.
P. Se supone que anunciará los probables cambios una vez que tome
posesión.
R. El jueves que viene es la investidura y el acto de toma de
posesión será probablemente al día siguiente…
P. O sea, que el viernes anunciaría la remodelación de Gobierno,
en el que alguien nuevo tiene que entrar forzosamente ocupando su
lugar, a no ser que fusione algunas consejerías.
R. Puede ser.
P. ¿Cuál es el principal reto que afronta? ¿El recorte en 2.000
millones en los presupuestos de 2013?
R. He formado parte del Gobierno de Esperanza Aguirre los últimos
nueve años y del proyecto político que el Partido Popular de Madrid
viene desarrollando. Y yo los voy a seguir desarrollando, y
aplicando los principios que hemos defendido tanto. Los principios
ideológicos y programáticos van a marcar la impronta de la gestión
que vamos a llevar a cabo, porque sigo formando parte de ese
proyecto. El reto es hacer compatible una situación de crisis
económica con el mantenimiento de unos servicios públicos de calidad
en una comunidad que tiene que seguir siendo un referente a nivel
nacional. Quiero que Madrid marque el camino contra la crisis como
se ha hecho en estos años. Nos adelantamos a hacer recortes, hemos
reestructurado el presupuesto este año [un recorte de 1.045
millones] para cumplir con los objetivos de déficit del 1,5%, y
seguiremos en esa dirección para volver a generar empleo, que es lo
que España necesita.
P. ¿Logrará que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro,
acepte revisar el sistema de financiación autonómica por el que
Madrid dejará de recibir 992 millones el año que viene?
R. Ya lo hemos dicho y seguiremos haciéndolo. Creemos que el
modelo de financiación es un mal modelo, que impuso en 2009 el
Partido Socialista fruto de los pactos políticos del señor Rodríguez
Zapatero, fundamentalmente con Cataluña y para beneficiar a las
comunidades que gobernaban, especialmente Andalucía. Hay que revisar
el modelo cuando toque pero entendemos que a la hora de hacer el
cálculo de los ingresos para el año que viene no se corresponde con
los ingresos que genera la Comunidad de Madrid ni con su peso y
actividad económica. Pensamos que habido algún error a la hora de
hacer esos cálculos y que se tienen que revisar. Lo estamos hablando
con el Gobierno de España.
P. ¿Cómo sustituir a alguien aparentemente insustituible como
Aguirre?
R. Yo no pretendo sustituir o emular a la figura de Esperanza
Aguirre porque es una figura irrepetible y con unas características
muy singulares. Es una persona única, una líder de una referencia
importantísima a nivel de Madrid y nacional, tanto para el Partido
Popular como para otra gente que no milita en el PP. Vamos a tener
en cuenta sus enseñanzas, principios y programas. Esperanza va a
seguir siendo un referente y un apoyo. A partir de ahí, cada uno
tiene sus características. Yo tengo el hecho de que formo parte de
este proyecto desde hace muchísimo tiempo, tenemos los mismos
principios, valores y criterios y la forma de aplicarlos a la
gestión. Es mi principal activo para seguir adelante la misma senda
política.
P. La sensación entre los socialistas de Madrid y los demás
partidos de la oposición es que se ha abierto el melón. Que el PP no
tiene asegurado gobernar en 2015.
R. Me alegro, aunque sea ahora, de que reconozcan lo que
Esperanza Aguirre ha sido. Una líder que sintonizaba con la inmensa
mayoría de los madrileños. Todos estos latiguillos a los que han
recurrido en todo este tiempo, de que estaba con los ricos o los
privilegiados de la sociedad, eran una inmensa falsedad como se
acaba de demostrar con el respeto que le han reconocido en tantas
declaraciones.
P. ¿Cuál es su mejor y peor recuerdo de los 25 años con Aguirre?
R. Por encima de nuestra relación política está la personal, la
segunda ha sido muchísimo más importante que la otra y guardo
magníficos recuerdos buenísimos. De los malos, el atentado del 11-M
fue tremendo. Y en lo personal, pero relacionado con la gestión, ha
habido dos momentos complicados: cuando se cayó el helicóptero en el
que iban Rajoy y ella y me pilló dando una rueda de prensa como
portavoz del Consejo de Gobierno, y que tuvimos que parar ante el
aluvión de llamadas que no parábamos de recibir. Y luego el atentado
de Bombay. No daba crédito cuando me dijeron que habían perdido la
conexión con todas las personas de la Comunidad que estaban allí por
el ataque e incendio del hotel en el que estaba la presidenta.
P. ¿Cree que le puede pasar factura todo el ruido a su alrededor,
en forma de áticos de lujo en Marbella o espionajes varios?
R. Todo eso es una cuestión que ha quedado suficientemente
aclarada. No hay ninguna circunstancia con relación a eso. Estamos
aquí para trabajar y mejorar las condiciones de vida de los
madrileños en tiempos tan difíciles. Eso es lo que me preocupa.
http://politica.elpais.com/politica/2012/09/19/actualidad/1348007160_655413.html
10. RAJOY SE MUEVE PARA LIMITAR EL PODER DE GONZÁLEZ COMO SUCESOR DE
AGUIRRE
Los ‘marianistas’ intentan que González no controle el PP, aunque
sea presidente regional
Después de la primera sorpresa tras la inesperada dimisión de
Esperanza Aguirre, los marianistas, la mayoría muy enfrentados a
Ignacio González, designado como sucesor, empiezan a moverse. Muchos
de ellos confiaban en que su líder, Mariano Rajoy, vetara a González
como presidente de la Comunidad de Madrid como le vetó en 2009 como
presidente de Caja Madrid. Pero todas las fuentes consultadas dan
por hecho que no va a ser así. Aguirre acudió a La Moncloa a decirle
a Rajoy que lo dejaba y que quería que González fuera su sucesor. Y
el presidente, según distintas fuentes, pese a su enemistad
manifiesta con el vicepresidente de Madrid, aceptó esa decisión,
aunque siempre con esa ambigüedad que le caracteriza.
No porque le parezca bien, sino porque ahora mismo no considera
que sea el momento, en plena crisis económica, para dar una gran
batalla en Madrid de éxito incierto, porque González es el artífice
de las listas de la Asamblea de Madrid y tiene controlado el Grupo
Parlamentario, con lo que el marianismo podría enfrentarse a una
derrota de su candidato alternativo. Rajoy devolvió ayer la llamada
esperada a González, lo que fue considerado por muchos como un gesto
de autorización a su candidatura.
La situación, los movimientos rápidos del aguirrismo y la crisis
económica parecen trabajar juntos para que en pocos días,
probablemente el miércoles o jueves de la próxima semana, Ignacio
González se convierta en presidente de la Comunidad de Madrid. Sin
embargo, los movimientos se suceden en la calle Génova para tratar
de frenar su poder a medio plazo. La secretaria general, Dolores de
Cospedal, hizo ayer una ronda de llamadas con dirigentes relevantes
de Madrid y otras comunidades. De todos ellos quiso recabar su
opinión sobre González —ella siempre mantuvo una relación de gran
cercanía con él, aunque su enfrentamiento con el presidente les
distanció— y evaluar posibles salidas a esta situación inesperada.
González, mientras, daba absolutamente por hecho su nombramiento
como presidente y hacía una ronda de radios para consolidar esa
opción. Su mensaje era claro: Aguirre le había contado, explicó, que
Rajoy le había dicho que estaba de acuerdo con que él fuera el nuevo
presidente. Esta idea, repetida en público, consolidaba su opción y
hacía aún mucho más difícil cualquier intento por frenarla.
Algunos marianistas siguen intentando que se vete el acceso de
González a la presidencia. Pero esa tesis no parece estar
triunfando. Por el contrario, el movimiento de la dirección va más
encaminado, según diversas fuentes, a impedir a toda costa que
González se convierta en el nuevo presidente del PP de Madrid. Esto
es, que lo controle todo.
Ese movimiento político tendría un sentido: limitar su poder y
preparar la siguiente batalla, la de la candidatura a la presidencia
de la Comunidad en 2015. González, si estos planes funcionaran,
sería presidente de Madrid de forma solo temporal, hasta que sus
enemigos internos se organicen.
La operación está aún abierta. Se está fraguando y el final es
aún incierto. Pero el intento de la dirección consistiría en que un
congreso, no muy lejano, elija a otra persona como presidente del PP
de Madrid. Aguirre, como la totalidad de los dirigentes regionales
del PP, acumulaba los dos cargos. Una forma de consolidar los
liderazgos de los barones regionales: son presidentes del partido y
además presidentes autonómicos o líderes de la oposición.
Aguirre colocó a González como secretario general del PP
madrileño y destituyó a Francisco Granados, entregando así el poder
al que ya se apuntaba como su sucesor natural. El intento de Génova
pasaría por colocar a otra persona al frente del PP madrileño, un
experimento que ya se vivió cuando Pío García Escudero dirigía el
partido y Alberto Ruiz-Gallardón presidía la Comunidad. Sobre los
nombres, las especulaciones están disparadas aunque sin ninguna
certeza. El que más gustaba a Génova fue siempre Lucía Figar,
consejera de Educación, que sonó incluso como posible ministra. Otro
de los posibles nombres es el Javier Fernández Lasquetty, consejero
de Sanidad, ex secretario general de FAES y una persona muy cercana
a José María Aznar pero también a Esperanza Aguirre. Pero la
operación está lejos de quedar cerrada.
Desde el aguirrismo se da la visión absolutamente opuesta. Se
insiste en que Aguirre, de momento, sigue siendo la presidenta del
PP de Madrid y eso, dicen, ahora no es lo importante, sino nombrar
al presidente de la Comunidad. Los aguirristas aseguran que tanto
Rajoy como sobre todo Cospedal han mostrado en privado su apoyo a la
candidatura de González, por lo que el debate les parece absurdo y
hablar de lo que va a pasar dentro de tres años, con la candidatura
de 2015, aún más extraño cuando nadie sabe en qué situación política
se llegará.
http://politica.elpais.com/politica/2012/09/18/actualidad/1347999418_338021.html
11. “SOLO AZNAR ME IMPONE Y DA MIEDO”
Si se le ocurre algo, lo suelta. Si llega a la sede de EL PAÍS,
la califica de “territorio enemigo”,
Desinhibida. La presidenta madrileña es una política a la que le
encanta la conexión con la calle, sin el corsé de muchos de sus
compañeros y sin la vergüenza para plantearse cualquier reto en la
exposición de su imagen en público. Ha facilitado grandes imágenes
para televisión y fotografías. Habla, además, bastante por derecho,
es decir, sin tapujos, tanto en público como en privado. Su lenguaje
puede llegar a ser crudo, en caliente. Si se le ocurre algo, lo
suelta. Si llega a la sede de EL PAÍS, la califica de “territorio
enemigo”, si se encuentra con un periodista que cree no afín le
tacha sencillamente de “rojo”, si quiere despachar a un rival le
adjetiva como “comunista”.
Su relación con los periodistas es directa. Con los amigos y los
enemigos. Así se fraguó su accidentada entrevista con Germán Yanke
en Telemadrid, previa a su sustitución, y su enfrentamiento abierto
con el director de Abc, José Antonio Zarzalejos, hasta que fue
relevado.
También era así hasta hace poco en las reuniones internas del PP
al más alto nivel, para pavor de Rajoy y su entorno. Por cómo se
expresaba sobre la excarcelación del etarra Bolinaga o sobre la
subida del IVA.
Solo “temía” y le “imponía” José María Aznar, con el que apenas
despachó en La Moncloa cuando era su ministra y que le daba más
miedo que acudir a una recepción en la Casa Blanca o al Palacio de
Buckingham.
http://politica.elpais.com/politica/2012/09/18/actualidad/1347925886_428460.html
12. RAJOY DICE “COMPRENDER Y VALORAR” LAS RAZONES DEL ADIÓS DE
AGUIRRE
"Por supuesto que vamos a contar con Aguirre”, dice Carlos
Floriano
Botella la considera 'larger than life' por su personalidad
irrepetible"
Políticos, sindicalistas y empresarios recibieron este lunes con
sorpresa el anuncio de la dimisión de la presidenta madrileña,
Esperanza Aguirre. Incluso sus compañeros del Partido Popular, que
de forma unánime ensalzaron sus casi 30 años de carrera política, no
esperaban la decisión de la lideresa.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, emitió un breve pero
muy elogioso comunicado, poco después de conocerse la noticia del
adiós de Aguirre, en el que aseguró comprender y valorar “las
razones de carácter personal que la han movido”, en un intento de
cerrar las especulaciones sobre cualquier motivación de índole
política. En la nota, el líder del PP le expresó “públicamente su
reconocimiento por su enorme trayectoria” y le reiteró que “quedará
siempre entre los grandes activos del PP”.
Los barones populares se sumaron a la cascada de elogios que el
partido dedicó a Aguirre. El presidente de Murcia, Ramón Luis
Valcárcel, destacó el “buen hacer” de la todavía presidenta
madrileña y sobre todo su trayectoria como “referente ideológico”,
mientras que su homólogo en Extremadura, José Antonio Monago,
ensalzó “su huella tremendamente positiva”. También los presidentes
de Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana, Dolores de Cospedal
y Alberto Fabra, subrayaron la figura política de Aguirre. “Es y
seguirá siendo un referente en toda España”, señaló la número dos
del PP.
El candidato a la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, le
agradeció ayer su “entrega”. Más emotivo fue el líder del PP vasco,
Antonio Basagoiti, que aseguró que le daba “pena” la marcha de
Aguirre, pero que la comprendía porque “estar en política quema
mucho”.
Y en un tono más personal, el expresidente del Gobierno José
María Aznar telefoneó a la que fuera ministra de Cultura y Educación
durante su primera legislatura para expresarle su “apoyo”, “respeto”
y “comprensión”.
Uno de los comunicados más extensos fue el de la alcaldesa de
Madrid, Ana Botella, que destacó de su “compañera y amiga” “su
valentía, su esfuerzo y su falta de complejos a la hora de defender
sus ideas y valores”.
El vicesecretario de Estudios y Programas del PP, Esteban
González Pons, afirmó que estaba “orgulloso de poder decir que soy
tu amigo”, mientras que la delegada de Gobierno en Madrid, Cristina
Cifuentes, en una sentida declaración, admitió que su sensación,
tras el adiós de la presidenta, “es de absoluta consternación y
orfandad”.
Una de las reacciones que más se hicieron esperar fue la del
ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, uno de sus principales
rivales dentro del partido. Gallardón, que esperó a su aparición por
la noche en la entrega de premios de Madridiario, valoró con “con
inmenso respeto” la marcha de Aguirre. Por “motivos personales”,
quiso subrayar. Aunque admitió que su relación con la presidenta
había sido de “mucha intensidad”, reconoció “sus muchos años de
trabajo y dedicación”.
Desde las filas de la oposición, el secretario de los socialistas
madrileños, Tomás Gómez, convocó ayer una rueda de prensa para
valorar la dimisión de la presidenta, en la que aseguró que nunca la
consideró como su “enemiga”. El líder del PSM no quiso aclarar si
apoyaba o no unas elecciones anticipadas, como sí reclamó Izquierda
Unida. Si bien Gómez eludió ahondar en las motivaciones de Aguirre,
sí lo hicieron el diputado de IU Gaspar Llamazares y el secretario
general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, que vieron razones
políticas. “Hay un claro distanciamiento con el PP de Rajoy”, dijo
Llamazares.
Mientras que desde el mundo empresarial, la patronal madrileña
CEIM agradeció a Aguirre su compromiso con la generación de empleo,
los sindicatos no fueron ayer beligerantes y se limitaron a expresar
su sorpresa y su respeto por su decisión. Sí fue, en cambio, muy
crítica la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de
Madrid, que manifestó que se “congratulaba” por la marcha de Aguirre
porque “su actuación ha sido notablemente lesiva para el sistema
sanitario publico”.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/09/17/madrid/1347888420_547308.html
13. MADRID, LA PROBETA DE LAS POLÍTICAS LIBERALES DE AGUIRRE
La presidenta bajó impuestos y privatizó servicios de la región
La economía de la Comunidad de Madrid no ha vivido bajo ningún
paraguas durante el mandato de Esperanza Aguirre. Durante la época
de vacas gordas ha crecido como la que más, pero durante estos
momentos de penurias económicas se ha gripado como todas. Como
prueba, la economía madrileña representaba en 2003 un 17,7% de la
economía nacional y nueve años después supone un 17,9%. Se podrá
decir que el hecho de que haya conservado el peso específico sobre
la economía nacional se debe a que Madrid ha sido la locomotora de
España, como no se cansó de repetir Aguirre los primeros años. Pero
la región cuenta con el propulsor que supone alojar a la
Administración General del Estado y a la sede de las grandes
multinacionales.
Hay cifras para todos los gustos que sirven para argumentar que
la política de Aguirre ha conducido a Madrid a mejores cotas de
bienestar o para sostener todo lo contrario. Por ejemplo, el
desempleo en Madrid era en 2003 algo más de cuatro puntos inferior a
la media, mientras que ahora son casi seis. Sin embargo, el PIB per
cápita ha crecido en este periodo menos que la media estatal. El
último informe sobre crecimiento del PIB publicado por el INE revela
que en el último año, Madrid fue la séptima comunidad que mejor se
comportó, también fue la quinta con menos caída desde que comenzó la
crisis y la tercera con la renta per cápita más alta (29.731 euros)
por detrás de País Vasco y Navarra. Aunque en 2003, la distancia
entre la renta por habitante de Madrid con el resto de España era
mayor. No obstante, los responsables de la Comunidad de Madrid
discrepaban de los métodos del INE para hacer estos cálculos.
El mandato de Aguirre ha sido desigual en el capítulo económico.
Durante los primeros años (entre 2004 y 2007), los de la
exuberancia, se produjo una notable expansión económica. Eran los
tiempos en que la expresidenta de la Comunidad planeaba construir
ocho nuevos hospitales y decenas de colegios bilingües y duplicaba
las líneas de metro por toda la periferia de la capital. Un
ingeniero de una de las mayores constructoras de este país, que
participó en la expansión del metro, aseguraba hace unos años que el
proyecto no tenía un planteamiento técnico, sino más bien político.
Eran los tiempos en que el paro en Madrid estaba en el 6%, ahora
roza el 19%. A pesar de ese esfuerzo inversor, Madrid mantiene la
deuda más baja de entre todas las comunidades de España. Un 9,1% del
PIB, frente al 14,2% de media [La deuda de Cataluña es del 22% del
PIB]. Aguirre introdujo nuevas fórmulas de gestión de los servicios
públicos. Adjudicaba las obras y la gestión por la que paga un canon
anual durante los próximos años y así evitaba comprometer la deuda
regional.
Aguirre ha mostrado complicidad con la patronal madrileña —que la
idolatra— y los poderes económicos de la región, que se ha afanado
en controlar. Uno de los capítulos más espinosos de su mandato fue
su intento de asalto a Caja Madrid para poner de presidente a su
número dos, Ignacio González, y manejar los hilos de la gran caja de
caudales madrileña.
Pero si de algo se ha ocupado la lideresa es de convertir a la
Comunidad en el campo de pruebas de las políticas liberales que
impregnan su decálogo político. Ha impulsado privatizaciones,
rebajas de impuestos, externalizado servicios, ha clamado contra los
funcionarios y los sindicatos y ha sido pionera en España en
liberalizar servicios, horarios comerciales entre ellos. Madrid ha
sido la que más festivos permitía abrir a los comercios y la que más
facilidades daba para el establecimiento de grandes superficies...
La rebaja de impuestos ha sido una de sus banderas. Aprobó una
rebaja en el tramo autonómico del IRPF junto a varias deducciones,
suprimió el impuesto de donaciones y rebajó al mínimo el de
sucesiones, renunció al de Patrimonio y siempre ha defendido las
rebajas fiscales. Por eso, lideró una dura campaña contra la subida
del IVA de Zapatero en 2010.
Cuando estalló la crisis fue de las primeras políticas en poner
en marcha medidas de control del déficit. Eso propició que Madrid
haya sido la autonomía con menor déficit en ese periodo. Aunque en
2011 registró una desviación del 2,2% tras haber corregido la cifra
inicial un par de veces. Hasta junio es la segunda comunidad, tras
País Vasco, con menos desviación presupuestaria. Aguirre convirtió
Madrid en la probeta de las políticas de austeridad que está
aplicando Mariano Rajoy en España. Entre las medidas que aplicó está
la reducción del parque móvil, disminuyó el número de altos cargos
(que previamente había aumentado), redujo el sueldo de consejeros y
diputados, los entes públicos. También aumentó la jornada laboral a
los profesores, prescindió de interinos y eventuales, redujo
liberados sindicales, recortó gastos en Sanidad y Educación y ha
impulsado la privatización de Telemadrid o del Canal de Isabel II.
Todo por liberalizar Madrid.
http://politica.elpais.com/politica/2012/09/17/actualidad/1347912703_877171.html
14. LAS METEDURAS DE PATA DE AGUIRRE
Del “hijoputa” a la pena de muerte para los arquitectos
Lo ha dicho ella misma en su despedida. De lo que menos se
enorgullece de su carrera política es “de todas las meteduras de
pata que habré hecho”. Y es que la relación de Esperanza Aguirre y
los medios ha estado trufada de momentos difícilmente olvidables,
algunos por sonoros despistes de la expresidenta, a quienes los
micrófonos le han jugado muchas malas pasadas.
Alberto Ruiz-Gallardón ha sido el objeto de muchas de los
deslices de la lideresa. Y el más sonoro aconteció en 2010, en plena
batalla por el control de Caja Madrid tras la elección de Rodrigo
Rato como su presidente. Aguirre apartó a un representante puesto
por Gallardón y los micrófonos grabaron el momento en que comenta la
jugada con su vicepresidente, Ignacio González: “Yo creo que hemos
tenido una inmensa suerte de poder darle un puesto a IU quitándoselo
al hijoputa”. Aguirre intentó aclarar que el "hijoputa" al que se
refería no era Alberto Ruiz-Gallardón, como creyeron casi todos,
sino a un ex consejero de Caja Madrid llamado Fernando Serrano. El
objetivo final de sus invectivas, pese a estas aclaraciones, seguía
siendo el mismo, pues el hombre de confianza de Ruiz-Gallardón en la
comisión de Control de Caja Madrid era justamente Fernando Serrano.
Aguirre decidió quitar al representante del alcalde en ese órgano
para darle a Ruben Cruz (IU) su puesto, uno de los dos que le
correspondían por votos al PP.
Ya en 2006, en el libro La presidenta, la biografía autorizada de
Aguirre escrita por Virginia Drake y que fue revisada por el
gabinete de la presidenta, se recogen varios dardos de esta al
actual ministro de Justicia. La presidenta regional señala en uno de
los pasajes: "Él quiere hacer creer a todo el mundo que representa
al centrismo y yo, a lo más rancio y conservador de la derecha". Con
esa premisa, Aguirre se despacha a gusto acusando a Gallardón de
saber que los diputados regionales socialistas Tamayo y Sáenz se
fugarían de la votación en la Asamblea: "La primera faena fue cuando
nos enteramos de que la noche anterior al 10 de junio, él ya sabía
lo que iba a pasar y no nos dijo nada".
En el libro Aguirre también deja entrever que Ruiz-Gallardón fue
elegido como candidato a la alcaldía de Madrid en 2003, no por los
buenos resultados que iba a obtener, sino porque había posibilidades
de que perdiese la Comunidad. Según la presidenta regional, su
decisión de presentarse a la presidencia del partido en Madrid
provocó la siguiente situación: "Alberto estaba enfadado y comenzó a
decirme que cómo se me ocurría presentarme si tenía menos votos que
él. Ante su creciente indignación, decidí tomarme las cosas con
mucha calma. Lo que más le molesta a Gallardón es que yo no me
altere con sus amenazas. Terminó diciéndome que si yo era presidenta
del partido, él no se presentaba a las elecciones de 2007".
Finalmente, en mayo de 2008, durante una protesta de empleados
del Hospital Ramón y Cajal contra la política de privatización de la
sanidad pública, Aguirre no pudo reprimirse y las cámaras captan el
momento en que se encara con una enfermera que gritaba “¡Viva
Gallardón!”.
La cultura le ha jugado varias malas pasadas. En mayo de 2006, la
presidenta regional acompañó a los Príncipes de Asturias en
Fuenlabrada durante una visita al colegio público Dulce Chacón, que
lleva el nombre de la escritora de La voz dormida, que falleció el 3
de diciembre de 2003 a los 49 años por un cáncer. En el centro les
esperaban la hermana gemela de la escritora, Inma Chacón; la madre
de ambas, María Gutiérrez, la hija mayor de Dulce, Dolores, y su
bebé. Según confirmaron dos personas presentes en el encuentro,
Aguirre preguntó a la madre de la escritora fallecida: "¿Dónde está
Dulce, en Cuba? ¿Por eso no ha venido?". "La mujer no entendía lo
que le decía la presidenta; se quedó muy confundida. Luego le ha
tenido que decir: 'Mi hija murió", comentó uno de los testigos. "No
sabemos a qué se debió esta confusión. Quizá Aguirre ha mezclado a
Dulce Chacón con la escritora cubana Dulce María Loynaz", explicó la
misma fuente. Pero es que esta escritora cubana también falleció: en
1997.
El dinero también ha protagonizado perlas por parte de Aguirre.
La más conocida es del 2011, cuando, en la inauguración de un Centro
de Innovación del BBVA, interpeló por lo bajini a Alberto
Ruiz-Gallardón sin percatarse, una vez más, de los micrófonos que
estaban cerca: “He visto que te vas a gastar 25 o 35 millones de
euros...”, le espeta la presidenta. “Viene en el periódico. Menos
mal que tenéis dinero, qué suerte tenéis. Nosotros no tenemos ni un
puto duro”. "Y nosotros tampoco", respondió el alcalde. En mayo de
2010, preguntada sobre el posible nuevo impuesto de patrimonio a
partir del millón de euros, Esperanza Aguirre, la presidenta de
Madrid, cuyo alto nivel de patrimonio es conocido, sentenció: "Lo
pagará Bono, me imagino; yo soy pobre de pedir".
En pleno mes de julio, la presidenta hirió muchas sensibilidades
al declarar "Se tienen que terminar los subsidios, las subvenciones
y las mamandurrias". "Yo por mi parte no soy partidaria de subir
impuestos. Creo que es contraproducente", añadió Aguirre, en clara
oposición a las últimas medidas adoptadas por su partido, que ha
subido el IRPF y más recientemente el IVA una media de tres puntos.
En el último mes, Aguirre ha dejado dos grandes meteduras de pata
para el recuerdo, ambas captadas por cámaras. Y las cometió el mismo
día. En el primer vídeo en trascender, Aguirre se encara con un
equipo de Telemadrid desplazado para informar de su visita a Robledo
de Chavela y Valdemaqueda dos días después de que se iniciara el
incendio más relevante del verano en la comunidad. "¡Qué pelmazos!
¡Pero si yo he dicho que no dijeran nada!", dice la presidenta
regional, que también se despacha con su jefa de prensa desde 2003,
Isabel Gallego. "Estoy llamando a la Gallego, por supuesto está
dormida".
Días más tarde se hacía público un segundo vídeo, si no aquel del
que más se ha arrepentido, sí por el que más se ha disculpado. “¿Tú
sabes por qué habría que poner pena de muerte? Me caen mal los
arquitectos porque sus crímenes perduran más allá de su propia
vida", le dice al alcalde de Valdemaqueda durante su visita a la
localidad al no gustarle la sede consistorial. No es la primera vez
que Aguirre censura un edificio o una obra de arte. En 2010, durante
un acto en Becerril de la Sierra, preguntó al alcalde que cómo podía
haber autorizado "esta puta mierda", en referencia a un monolito. En
2011, se quejó al inaugurar el policlínico del Doce de Octubre
porque no tenía ventanas. "Si no lo digo, reviento".
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/09/17/madrid/1347897276_547716.html
15. AGUIRRE SE VA E IMPONE AL SUCESOR
Rajoy acepta que González sea ahora presidente pese a su veto
para Caja Madrid
Cuestiones personales y la evidencia de su techo político
precipitan la decisión
La gran protagonista de los lunes negros de Mariano Rajoy, la
única que realmente le hizo temblar, eligió un lunes para rendirse
definitivamente. O al menos eso parece. Esperanza Aguirre lo dejó
claro: el que deja el poder, no volverá. “He cruzado el Rubicón”. Y
ella, que durante 30 años ha vivido alrededor del poder, que ha cons
truido todo un personaje a través de la enorme fuerza que da
presidir la Comunidad de Madrid, sabe bien que dejar eso es dejar
casi todo.
¿Por qué? Varias claves se daban. Una: hace tiempo que pensaba en
dejarlo, porque es evidente que a sus 60 años —poquísimos para la
política en Europa, no en España— ha llegado hasta donde podía
llegar. Ella y todo el PP saben que ya nunca será líder del partido:
la sucesión de Rajoy le toca a otros, a otra generación. Hasta
Alberto Ruiz Gallardón lo ha reconocido. Además, ella no tiene
apoyos regionales, lo sabe. Ya ha ganado tres veces las elecciones
en Madrid tras el tamayazo, ya lo ha sido todo en política, y solo
le quedaba su sueño inalcanzable: ser la primera presidenta del
Gobierno de España. Ella, que incluso amenazó con dimitir en 2008
para que Gallardón no estuviera en las listas, deja la guerra. La
especialista en órdagos a Rajoy —el de Gallardón lo ganó, otros no—
se retira sin pelear más. A veces ironizaba con sus colaboradores
más cercanos: “Rajoy siempre ganaba las batallas por agotamiento”.
Fue ella, agotada, quien dijo basta.
Ni el nuevo presidente ni la alcaldesa de Madrid lo son por
elección
¿Y por qué ahora? Esa pregunta era más difícil de contestar. Tras
el impacto de la noticia —solo el círculo más estrecho la conocía,
se ha hecho a toda velocidad, tanto que se pidió la cita con Rajoy a
finales de semana y se contó en cuanto el presidente la recibió en
La Moncloa— llegaron los intentos por explicarla. Los suyos hablan
de un verano largo, en contacto con su familia, con los nietos, de
muchas conversaciones con sus hijos que le han hecho pensar si valía
la pena.
También hablan de su enfermedad. Explican que aunque los médicos
insisten en que está curada, ella tiene la sensación, como explicó,
de que lo suyo es grave, que es una enferma, que se puede complicar.
Y quiere disfrutar más ahora de su familia. Dicen que este verano
remató la decisión y la ha anunciado después del debate del estado
de la región, un momento políticamente reposado. La emoción que
transmitió en su despedida, con varios momentos en los que el llanto
estuvo a punto de brotar, hacía que incluso sus rivales internos
mostraran ayer un gran respeto por su decisión y la atribuyeran en
buena medida a esas cuestiones personales que ella alega. Pese a
todos los enfrentamientos, Aguirre es muy respetada en el PP como el
gran animal político que siempre ha sido. “Esto es muy duro, y más
ahora cuando te abuchean en los actos, si no estás al 100% no puedes
aguantar”, resumía un dirigente.
Pero además de eso, y pese a la conmoción, todos en el PP conocen
bien a Aguirre y saben que todo en ella es política y una decisión
así también se toma con criterios políticos. Ahí muchos coinciden en
una clave: Aguirre ha hecho todo tan rápido, tan imprevisto, para
apuntalar a su sucesor. O más bien para imponerlo. Ignacio González
es un hombre polémico en el PP. Mariano Rajoy ha dado muestras muy
claras de que lo detesta. Lo echó del Comité Ejecutivo Nacional, la
máxima dirección, cuando González, en plena crisis de liderazgo, en
2008, criticó la forma de hacer política de Rajoy en una tensa
reunión interna. En 2009, en otra tensa cita en Génova 13, esta vez
a solas con Aguirre, Rajoy vetó a González como presidente de Caja
Madrid e impuso a Rodrigo Rato. Muchos marianistas pensaban que
Rajoy nunca aceptaría a González como presidente de la Comunidad de
Madrid. Pero Aguirre se ha movido tan rápido, dejando descolocados
incluso a los más cercanos, y al propio Rajoy, que el presidente no
tiene más remedio que aceptar.
Diversas fuentes del PP coinciden en que el presidente, en la
conversación con Aguirre en La Moncloa, aceptó que González sea el
sucesor. Rajoy está ahora en otra cosa, insisten los suyos, no tiene
tiempo para guerras internas. Aguirre y González aceleran, pero
tampoco improvisan. Poco a poco han ido cayendo los rivales.
Primero, Alfredo Prada. Después, Juan José Güemes. Y por último
Aguirre destituyó fulminantemente a Francisco Granados y dejó a
González al frente del PP madrileño. Ya entonces el marianismo
interpretó que estaba apuntalando la sucesión. Aunque confió en que
el presidente frenaría la operación. González, desde ese puesto,
controló las listas y por tanto el Grupo Parlamentario. Para Rajoy
sería muy complicado plantear ahora otro candidato y arriesgarse a
una rebelión en Madrid, explican los suyos. Ya en febrero, en el
congreso del PP, Rajoy hizo un gesto de reconciliación: lo volvió a
incluir en el Comité Ejecutivo. Ahora todo va tan rápido que en poco
más de una semana el PP de Madrid designará a González sucesor.
El portazo de la presidenta es de tal calibre que hoy mismo ya no
va a ir a trabajar a su despacho. Todo queda en manos de su delfín.
Así, de un día para otro, sin que nadie tenga tiempo de reaccionar.
Aguirre dio la rueda de prensa, en la que prácticamente todos los
consejeros y los dirigentes del PP se enteraron de la noticia
—descolocó a Génova, que no sabía nada— subió a despedirse de los
trabajadores entre un mar de llantos de todos y se marchó a comer
con su familia. Y se acabó. Así: 30 años de política, y a otra cosa.
Es su estilo.
La decisión ha cogido por sorpresa a la dirección nacional del
partido
Madrid, puesto clave para el PP, siempre simbólico, queda en
manos de dos personas que no han sido votadas como cabezas de cartel
—Ana Botella en el Ayuntamiento y González en la Comunidad— y cuyo
tirón electoral está por ver. Es una situación delicada para Rajoy.
Pero todavía tiene otro momento para decidir: cuando lleguen las
elecciones, en 2015, él tendrá, si sigue al frente del PP, toda la
autonomía para imponer, si quiere, a otros candidatos tanto en la
comunidad como en el ayuntamiento. Así funciona el PP, donde no hay
primarias ni nada parecido. Claro que González tiene mucho tiempo
para consolidarse en el poder. Pero Rajoy, dicen los suyos, ya no
está en eso, sino en sobrevivir a la prima de riesgo y al rescate.
El PP le queda ahora muy lejos.
Aguirre evita así, consolidando a González, que le pase lo mismo
que a Francisco Camps. Dimitió por el caso Gürtel y fue Rajoy, no
él, quien eligió a su sucesor, Alberto Fabra. Aunque de formas
moderadas, el exalcalde de Castellón no se ha dedicado a defender la
herencia de Camps. Al contrario, ya casi nadie defiende al
expresidente en el PP valenciano. Aguirre no se va por ningún caso
de corrupción —aunque le tocó de lleno Gürtel, que organizaba todos
sus actos, cortó cabezas y logró trasladar la pelota al tejado de
Rajoy— pero todos los políticos se preocupan mucho por su sucesor,
como hizo Aznar con Rajoy.
La salida de Aguirre cambia muchas cosas en el PP. Y también en
su entorno. Aguirre no es solo una política clave en la historia
reciente del PP, la única capaz de inquietar a Rajoy, un hombre
aparentemente imperturbable pero que siempre seguía con un ojo lo
que hacía ella y muchas veces actuaba arrastrado por sus
movimientos. Aguirre es el puntal de una compleja estructura de
poder empresarial e influencia mediática. Pocas cosas se mueven en
Madrid sin que ella las haya autorizado o impulsado. Baste un dato.
El jefe de los empresarios madrileños, Arturo Fernández, es como un
miembro más de su Gobierno, un aliado fiel. Y es el número dos de la
patronal española. Varios medios de comunicación han considerado
siempre a Aguirre su líder natural, la alternativa a Rajoy. Todo eso
queda ahora en manos de González, no de alguien que ella no pueda
controlar. El vicepresidente ha trabajado con ella más de 20 años,
les une una estrecha amistad, es difícil pensar en una traición. Eso
es importante para ella. Y además, dicen muchos, se lo debe. Le dejó
a los pies de los caballos cuando, después de prometerle la
presidencia de Caja Madrid, Rajoy lo vetó. Él tuvo que ir humillado
a casa de Rodrigo Rato, el elegido por Rajoy, que le hizo un
desplante. Desde entonces, se lo debía, señalan los aguirristas.
González lleva mucho tiempo trabajando ese mundo empresarial
clave en el Madrid del poder real. Pero todo son incógnitas. De
hecho, algunos de los dirigentes con mejores contactos planteaban
que, pese al respeto a quien deja la política porque quiere y con
una enfermedad grave encima de la mesa, había malestar en algunos
círculos de poder. Aguirre se va en el peor momento de la crisis,
decían, cuando más difícil es gobernar. Y desmonta así parte de ese
entramado que dependía de ella y solo la obedecía a ella. El hueco
que deja Aguirre es pues importante. Y en política los vacíos
siempre se llenan aunque en este caso nadie sabe predecir aún cómo.
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