AZNAR Y SU HOMENAJE PARTICULAR A LA CONSTITUCIÓN

Unidad y grandeza   

En un acto público celebrado con ocasión de las elecciones para el Parlamento Europeo, el Presidente de la República Francesa, Valery Giscard, ha afirmado que únicamente fortaleciendo su unidad puede Francia alcanzar la grandeza. Asimismo, otra información proveniente del vecino país se hacía eco del acuerdo existente entre las principales fuerzas políticas sobre la no-potenciación de los entes y poderes regionales. Con toda intención he dejado pasar algunos días para observar si alguien comentaba con la debida profundidad las mencionadas informaciones. Vana espera. Por lo que parece, el que el Presidente de una nación que aspira, no sin fundados motivos, a convertirse en cabeza política de Europa, haga un canto a la unidad de su Patria no merece mayores comentarios. Como es lógico, puesta la atención en España, se me ocurre pensar que los cantos a nuestra unidad nacional se nos van haciendo difíciles de entonar. Bien sé que no faltará quien piense que los problemas regionales de Francia y España son muy distintos. Quizá tengan razón. Personalmente opino que tales diferencias vienen determinadas más en razón a distintos tratamientos políticos que a estos problemas se les ha dado a lo largo de la Historia, que a sustanciales razones de orden racial, lingüístico, cultural o histórica. En todo caso, lo que sí es importante subrayar, aquí y ahora, es que mientras los franceses gozan de una política regional y nacional fundamentada en la unidad, los españoles carecemos de ella. Francia sabe lo que quiere y obra en consecuencia sin vacilaciones. ¿Sabemos los españoles lo que deseamos para nuestro inmediato futuro? ¿Tenemos alguna idea sobre cuál debe ser nuestro próximo camino histórico? ¿Lo sabe alguien? Humildemente confieso mi desconcierto.

 Incertidumbre ante las autonomías.

 Tenemos los españoles ante nuestros ojos un tema de una gravísima magnitud: el de las llamadas autonomías. Aquí las responsabilidades se miden a través de quinientos años de historia común y unidad nacional. Faltan muy pocos días para que se comiencen a discutir en el Parlamento los estatutos para las Vascongadas y Cataluña (no quiero ni imaginar que puedan ser ciertos los rumores sobre la existencia de un documento que garantiza la independencia del País Vasco). Sin ningún género de duda el tema vasco es el más acuciante. No creo necesario hacer demasiado hincapié en la tragedia que está viviendo el País Vasco. Basta para ello leer las noticias de cualquier día. Pero sí hay que manifestar, y bien claro, el desasosiego, la incertidumbre y la desesperanza, que produce observar la ausencia de una política clara y definida, de altos vuelos nacionales, en el tratamiento de estos problemas. Dejarse bandear por las circunstancias de cada momento es como hacer seguras oposiciones al desastre. En muy pocos meses hemos superado descentralizaciones, autonomías, autogobiemos, para terminar hablando de autodeterminación y de independencia. ¿Cuáles son los criterios que se van a seguir para abordar estos problemas? ¿Será una Constitución que reconoce, ampara y fomenta las nacionalidades cauce suficiente para solucionar los mismos? ¿Acaso no hemos sido desbordados ya por el problema vasco? Durante estos años en el País Vasco se ha hecho una política mezquina, interesada, cuidadosa del voto y de la imagen. De política nacional nada. No solamente ha crecido el separatismo vascongado, sino que en muchas otras regiones ha surgido una prevención, tanto más lamentable, hacia todo lo vasco. Hacia todo lo vasco y no hacia los terroristas exclusivamente, que quede claro. Y nada se ha hecho por impedirlo.

Araquistain : "prudencia, prudencia".

 Al comienzo de la década de los cuarenta, una de las personalidades más significativas del socialismo español de entonces Luis de Araquistain escribía: "El juego imprudente a las nacionalidades es siempre peligroso en un país como España, perennemente socavado por la anarquía racial, y pudiera muy bien conducirnos a otra atomización cantonalista como la de l.873". Ocioso será añadir que en aquellos tiempos no habla abertzales ni terroristas, ni tampoco existía el problema canario ni el andaluz, ni se quemaban banderas de España en Villalar. Con esto tampoco se pretende esquivar la errónea política regional de los últimos lustros. Pero ni el centralismo, sobre el que habría mucho que hablar, lo inventó Franco, ni el nacionalismo lo han creado ahora los señores Bandrés, Garaicoechea o Sagaseta. En todo caso, si la herencia no fue buena, su administración no ha sido mejor. Lo que pretendo decir es que todas las medidas de prudencia son pocas en estos temas. En lugar de concebir un plan serio y responsable de organización territorial de España, se ha montado una charlotada intolerable que ofende el buen sentido. Se han fomentado nacionalismos de tres al cuarto en regiones donde jamás había existido la más mínima pretensión autonomista. Se vuelve a hablar de Iberia, de las nacionalidades ibéricas, de la solidaridad entre los pueblos y nacionalidades que integran el Estado Español. ¿Pero qué es esto? Todo suena demasiado triste y demasiado cercano.

 Anteproyecto de Irujo del País Vasco: "Ahí queda eso... ".

 Nuestra historia está plagada de estos conflictos: la más reciente y la remota. En 1.945 se publicaba un proyecto de Constitución para el País Vasco, obra de don Manuel de Irujo, que en el artículo quinto decía: " El territorio vasco es integrante del histórico reino de Navarra, dividido en las regiones de Navarra, Vizcaya, Guipúzcoa, Álava, Rioja, Mocayo y Alto Aragón". ¡Ahí queda eso! Que se sepa, el PNV -al que pertenece todavía el Sr. Irujo- no ha desautorizado y menos aún renunciado a tales planes, ni el citado Irujo se ha quedado sólo en su defensa. En el Parlamento tenemos independentistas vascos y también canarios, no se olvide. Para D. Manuel Azaña los catalanes soñaban con el programa de Jaime el Conquistador. Es decir, con su parte proporcional de Aragón, con el Reino de Valencia y con las Baleares. De momento en el "País Valenciá" ya tienen la bandera de Cataluña y por lo demás sólo añadiré que la rehabilitación de la memoria del Sr. Companys, de gloriosa historia es ya un hecho. El día 29 de julio de 1.937 don Juan Negrín, a la sazón Presidente del Gobierno de la República, decía a don Manuel Azaña: "Yo no he sido nunca lo que llaman españolista ni patriotero. Pero ante estas cosas me indigno. Y si esas gentes van a descuartizar España prefiero a Franco. Estos hombres son inaguantables. Acabarían por dar la razón a Franco. Y mientras, venga pedir dinero y más dinero". ( Ob. Comp. M. Azaña. Tomo IV, pág. 701). Yo no sé quien tenga la razón, pero de lo que estoy seguro es de que como no nos andemos con mucho tiento se nos pueden resquebrajar los cimientos de nuestra unidad.

 Dejemos la transición en paz.

 ¿Es imposible, entonces, dar una solución más o menos estable a estos problemas? Evidentemente, no. Lo que se requiere es una política clara, decidida, valiente y con miras nacionales. Con obtusidades, disputas de partido o metas simplemente electoralistas, no se va a ninguna parte. Está demostrado que perder la mano en estos temas significa perder la partida. ¿De qué vale hablar de autonomía si lo que se fomenta es separatismo con guerra revolucionara incluida? Si se quiere hacer de España un Estado regional, me parece muy bien; pero hágase con seriedad y no se toleren actitudes y modos que no son de recibo en ningún país del mundo. No se busque continuamente en la transición la coartada perfecta para justificar tanto desaguisado. Por muy dificultoso que pueda ser el tránsito de un régimen político a otro, no es condición suficiente en sí mismo para engendrar estos problemas. Por culpa de la transición ni se mata ni se muere, y la lista es ya interminable. Dejemos a la transición tranquila y no se busquen coartadas donde no las hay. La ley, como la verdad es la ley la tenga que hacer cumplir "Agamenón o su porquero". No olvidemos, entonces, que la ley de la grandeza de España también pasa por su unidad.

José María Aznar

Artículo publicado en "La Nueva Rioja"(30-05-79)

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